Toque la puerta de la habitación sintiéndome muy nerviosa, después de tocar tres veces abri la puerta.
Andrea estaba acostada en la cama, tapada con las sabanas de pies a cabeza.
—Andrea —susurre acercándome.
Ella salió de su escondite a un con sus mejillas rojas y me miro.
—disculpame por no decirte yo —baje la cabeza sintiéndome arrepentida.
—esta bien ya lo sabía —ella se incorporó y se sentó en la cama.
Levante rápidamente la cabeza, como que ya lo sabía, no entendía cuando se dio cuenta.
—cuando te distes cuenta —pregunte sentandome a su lado.
—vamos hasna, digamos que tu no eres para nada silenciosa —mi cara se puso toda roja.
Me quedé callada, entonces fue cuando estábamos en la habitación de Lucas.
—no te molesta —pregunte mirándola.
—para nada —me sonrió.
—entonces porque salistes corriendo —pregunte confundida.
—porque me daba vergüenza —asenti y la abrace.
—eres la mejor —ella soltó una risita y también me abrazo.
Las dos estuvimos charlando hasta que Andrea se volvió a dormir, salí de la habitación y me dirigí ala de Lucas.
Toque la puerta y su voz ronca me dejó pasar, abri la puerta y camine hacia el.
—como lo tomó —pregunto tomando mi brazo para llevarme a su regazo.
—muy bien, ya lo sabía —el me abrazo y acarició mi cabello.
—oh —se sorprendió mucho —me imagino que fue por ti —se burló, le di un golpe en el hombro.
—si —hise un puchero y el soltó una risita.
—te dije que no fueras muy ruidosa —beso mis labios con ternura.
—todo es tu culpa —el sonrió y me abrazó.
—quería decirte algo —asenti escuchandolo. —quería saber si quieres tener una cita conmigo.
Lo mire con mi rostro sorprendido, no podía aver escuchado, tal vez me estaba equivocando, o talvez solo era una broma de mal gusto.
Pero al ver su cara sería, me di cuenta de que no era haci.
—u-una cita —estaba muy sorprendida.
—si —asintió —si no quieres esta bien no te oblig-
—no, si quiero ir contigo a una cita —le sonrei emocionada, era algo que si quería.
—que bien —el me abrazo y beso mi frente.
Estaba tan feliz con la idea de estar con el en una cita que se me olvidaba algo, Andrea.
—y que pasará con Andrea —pregunte algo preocupada, no quería que nada le sucediera.
El sonrió y acarició mi mejilla para hacer que me tranquilice.
—tranquila, traere a uno de mis hombres para que la cuiden y protejan —el me sonrió.
—esta bien —le sonrei, no estaba del todo convencida, ya que tenia un mal presentimiento pero decidí ignorarlo.
—dime como quieres que sea la cita —pregunto con una sonrisa.
—sorprendeme —susurre con mis mejillas rojas.
—bien, ya veras que te sorprenderá —sonrio con emoción.
Estuvimos hablando de todos lo que ariamos en la cita, el quería que fuera algo grande, en cambio yo no con algo pequeño me conformaba.
No esperaba para contarle a Andrea me emocionaba y sabía que ella me apoyaría.
(...)
—¡¡QUE!! —se atraganto con su sándwich.
—pero no grites —se tape los oidos —eres una ruidosa.
Ella soltó una risita y se levantó de su asiento y se dirigió a mi y me abrazo.
—el se miraba como si solo quería una aventura contigo —dijo con algo de asombro.
—la verdad yo también lo pensé, nunca crei que el quisiera salir conmigo —mis mejillas tomaron un color carmesí.
Andrea sonrio y acarició mi cabello mirándome con una mirada traviesa.
—bueno como es tu primera cita, hay que buscar que te pondrás —ella me sonrio.
Ella tenía una sonrisa muy bonita, cuando sonreía podía ver a través de ella lo sincera que podía ser.
Mi sonrisa era diferente a la suya a comparación que se me formaban unos pequeños agujeros en mis mejillas.
—no es mi primera cita —baje mi cabeza sintiéndome como hace días no me sentía.
—quieres contarme —pregunto con preocupación tomando mi rostro.
La mire sin saber que decirle, no esque no me diera confianza esque no quieria que le diera lastima.
—puedes confiar en mi —me miro con una sonrisa sincera. —si no quieres contarme esta bien.
—esque esto no se lo he contado a nadie —mordi mi labio con nerviosismo.
—esta bien, no te voy a juzgar —solté un suspiro, Andrea era mi amiga, debía saberlo.
—esta bien te contaré —ella sonrio con comprensión y me tomo la mano llevando me al sofa.
—soy todo oídos —me sonrio.
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El prostíbulo
Short StoryHasna es una chica que vive en un infierno desde los dieciséis años, pero su vida da un giro inesperado cuando encuentra a su salvador, quien será su monedita de oro para llevar acabo su venganza