Había pasado una semana completa, que había sido un infierno, a Margaret la cambiaron de prostíbulo ya que se había encariñado conmigo.
Bueno eso me dijeron y ojalá aiga sido cierto eso y no que la allan asesinado.
La semana había sido como las de siempre, Ángel se dio cuenta que yo guardaba dinero y no se lo tomó muy bien.
—¿ERES ESTÚPIDA O QUE? , ESE DINERO NOS PERTENECE —decía con furia, apretando los billetes con fuerza, haciendo que sus nudillos se pusieran blancos.
—pero si ese dinero, me lo dio ese señor como propina —lo dije inaudible pero el lo escucho.
Sentí como me abofeteó con brusquedad, sintiendo el sabor a metálico en mi boca, y haciendo que quede de rodillas, el río con ironía.
—¿que crees que es este lugar? Un maldito hotel —agarro mi cabello con fuerza, haciendo que sienta como si me lo iba a arrancar —¿eh?, tu solo eres un maldito juguete, un juguete para adultos.
Sentí como me volvió a cachetear, quería llorar, pero eso solo me hara ver aún más débil de lo que estaba.
—lo lamento, no lo volvere a hacer —mi rostro expresaba tristeza y dolor, a el no podía importarle menos.
—claro que no lo volverás a hacer, porque si yo me doy cuenta, olleme—agarro aún más fuerte mi cabello, solte un gemido de dolor —te llevaré a tu castigo —me ablo rechinando sus dientes.
Yo solo pude asentir, luego me soltó con brusquedad, haciendo que caerá hacia atrás.
El guardo el dinero en su bolcio y se dirigió hacia la puerta y le puso seguro, yo me congele y me levante quedando sentada en el suelo.
—te daré un castigo que yo disfrutare —mi cuerpo se tenso el camino hacia ami, trate de levantarme y salir corriendo, pero el me agarro del brazo con fuerza y me tiro ala cama.
—no, no porfavor, no —el sonrió con superioridad, odiaba esa estúpida sonrisa.
—te gustara ya veras —yo negaba.
El me agarro del brazos y los llevo a arriba de mi cabeza, yo solo podía llorar, me arrancó la ropa literalmente.
Cuando terminó de romper mi ropa interior, el saco su miembro, estando duro, yo quería irme de aquí, le rogaba y le suplicaba, y el solo reía.
Me había dado cuenta que eso le excitaba, me dio una abofeteada, cuando por tratar de que me soltara, le golpee la cara.
Me abofeteó tan fuerte, que sentía la cara inchada y sentía que en cualquier momento quedaría inconciente.
El se colocó un condón y me metió su miembro con brusquedad y solte un gemido de dolor, gritaba que se detuviera, pero el solo sonrió con excitación.
—eso, si sigue gritando, eso me excita —decía moviendo sus caderas.
Me agarro de la cintura para meter su miembro más adentro de mi, lo sentí tan profundo, siguiendo entrando y saliendo de mi interior.
Lloraba y sollozaba, solte un grito desgarrador, que sentí mi garganta doler, me había mordido la cintura y sentí la sangre resbalarse por mi cintura.
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El prostíbulo
Historia CortaHasna es una chica que vive en un infierno desde los dieciséis años, pero su vida da un giro inesperado cuando encuentra a su salvador, quien será su monedita de oro para llevar acabo su venganza