Excesivo • PJM

Cinco

El tiempo ha pasado volando con NamJoon, hemos hablado de muchas cosas y no me había dado cuenta de lo cómoda que me siento a su lado. El chico tiene una gran habilidad para distraerme de mis preocupaciones, un taxi me lleva a casa a pocas horas de anochecer, no debo pagarle al conductor porque NamJoon lo ha hecho por mí, dirigiéndome a la puerta de la casa me detengo cuando recibo una llamada, mi sonrisa disminuye al ver que es un número desconocido, miro alrededor como si esperara encontrar algo fuera de su lugar, ¿Jimin está aquí?, no, sabe que no puede acercarse, de hacerlo, se tomarían acciones más graves para él, papá no quiere verlo siquiera luego de saber la verdad.

La llamada se cae por su cuenta. Avanzo rápidamente a la puerta entrando a la casa con los latidos un poco rápidos, en la sala se encuentra mi padre con sus gafas puestas y un libro abierto en su pecho, respira profundo además de roncar suave, me acerco tocando su hombro, debo moverle el brazo tres veces para que despierte.

—¿Qué?, ¿Qué?—me mira somnoliento y desconcertado—Oh, EunSeo—se pone de pie. El libro cae al suelo, me agacho para recogerlo dejándolo en el sofá—¿Por qué tardaste tanto?

—Te dejé un mensaje diciéndote que me encontré con Kim NamJoon.

—Ah, cierto—frota sus ojos al quitarse las gafas.

—¿Te sientes bien?

—He tenido dolores de cabeza durante el día. Pienso en todo, ¿Por qué no compras el pasaje ya mismo para España?

—Podría hacerlo, tengo el dinero en mi cuenta. Pero quiero colaborarte con el pago de los servicios, tengo algo extra por allí y...

—No importa. Quiero que salgas del país, tengo un mal presentimiento, cariño.

Pienso en la llamada recibida.

—Estaré bien. ¿Quieres que lo compre?, de acuerdo. Encenderé mi laptop, lo haré desde allí.

—¿Tienes hambre?, ¿Quieres que prepare algo de comer?

—NamJoon y yo comimos algo. Estoy bien, subiré a mi cuarto, tú deberías descansar—doy palmaditas a sus hombros besando su mejilla. Lo veo apagar la televisión con sus gafas en la mano, caminamos juntos a las escaleras, lo dejo en su cuarto siguiendo el camino al mío.

Papá tiene razón, debería irme ya.

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—¿Así que te irás mañana?—la voz de NamJoon al otro lado de la línea se escucha un poco triste—Tenía esperanzas de pasar al menos un poco más de tiempo contigo.

—Lo siento. ¿Aceptarías mi invitación para un almuerzo en casa como disculpa?

Casi puedo imaginar su sonrisa con hoyuelos.

—Está bien. Acepto.

—Te enviaré un mensaje con la dirección.

—¿A tu padre le parece bien?

—Claro que sí, digamos que él fue quien tuvo la idea—en el pasillo escucho mi nombre. Papá está llamándome—Debo colgar. Te enviaré un mensaje.

—Está bien—cuelga y me asomo por la puerta de mi cuarto.

—¿Avisaste al chico?—pregunta acercándose.

—Sí, le enviaré la dirección por mensaje. ¿Necesitabas algo?

—La verdad sí, hice una lista con las cosas que necesitamos del supermercado, limpiaré un poco y quiero que vayas por las compras.

—Claro.

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Papá quiere cocinar una lasaña. En la hoja de mi mano repaso los ingredientes anotados, me muevo por los pasillos del supermercado con el carrito de compras, me detengo al encontrar la salsa de tomate en el estante, volteo sobre mis talones guardándola en el carrito, doy un respingo cuando mi teléfono vibra en mi bolsillo, el número es desconocido, miro alrededor un poco incómoda, inhalo profundo antes de responder:

—¿Hola?

—EunSeo—reconozco perfectamente la voz—No cuelgues, por favor.

—Sabes que no puedes llamarme.

—Lo sé, sólo...quería hablarte una última vez—no se escucha alterado ni molesto como hace dos semanas cuando apareció ebrio en casa. Empujo el carrito despacio sosteniendo el teléfono en mi oreja—Sé que te irás pronto, no quiero que termine así...

—Me voy mañana—interrumpo—Si vas a amenazarme pierdes tu tiempo, si llamas para despedirte, no es necesario. Nos despedimos hace dos semanas.

—No, eso no fue una despedida. Yo...actué mal y...

—¿Te parece?—resoplo—Jimin, déjame en paz, olvida todo, ¿Quieres?

—¿Cómo me pides que olvides los tres años que pasamos juntos?, ¿Nunca te importaron?, ¿Acaso yo soy el más sensato de la relación?

—¿Enserio dices eso?, fuiste tú quien me provocó una herida en la cabeza al empujarme contra el cristal porque no acepta que su novia tenga posibilidades en el extranjero—intento no levantar mucho la voz. No quiero que los demás se enteren de mi vida privada—Fuiste tú quien me amenazó con llevarme consigo si no lo desbloqueaba de mis redes sociales, fuiste tú quien usaba la manipulación cuando me negaba a tener sexo contigo, ¿No te parece que la más sensata aquí soy yo?

Escucho un suspiro de su parte.

—Lo siento...

—Sí, eso ya lo escuché.

—¿Qué quieres que haga?, haré cualquier cosa por ti.

—Desaparecer. Aléjate de mí, esto nunca pasó, los tres años que tuvimos juntos fueron...simplemente algo pasajero.

—No digas eso—dice casi sollozando—Para mí has sido la única que me conoce a profundidad...

—Ese es el problema, creo que nunca te conocí del todo—indico—El Jimin del cual me enamoré se hubiera alegrado al saber que comenzaría a dar mis propias clases, el Jimin del cual me enamoré habría celebrado conmigo en un restaurante o con algún trabajo—no sé cuando el nudo en mi garganta se hace más fuerte, de repente me cuesta seguir hablando—No vuelvas a llamarme, hablo enserio.

—¿Vas a dejarme como tu padre dejó a tu madre?

Mi tristeza se ve sustituida por la ira. Él no tiene ningún derecho a mencionar la relación de mis padres, sabe lo delicado que es ese asunto para mí.

—Eres un hijo de puta—cuelgo la llamada aferrando mi mano al celular. Quiero gritar, quiero golpear algo.

¿Enserio siempre fue un maldito manipulador?, ya no quiero hacer el almuerzo con NamJoon o papá, sólo necesito sobrevivir lo que queda de este día. Mañana durante la mañana me iré, debo irme por un tiempo hasta que esto deje de afectarme.

Esta historia será corta como los otros dos libros de la trilogía.