Capítulo dos.

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Akito POV.

Shizuku Hinomoris es una de las chicas más populares en nuestro instituto, es el clásico cliché de animadora guapa y amable que todos adoran. 

Tiene el cabello turquesa claro, largo, liso y bonito. Sus ojos irradian desprecio siempre que mira a alguien de la zona sur, puede que alguien como nosotros le haya hecho daño o puede que simplemente sea clasista. También tiene un lunar bajo los labios, los cuales lleva siempre pintados de un rojo intenso.

Airi no se estaba defendiendo tan bien como podía de ella porque está enamorada de Shizuku desde hace unos tres años, cuando la vio por primera vez al irme a ver a un partido de fútbol en el que estaba ella. Desde entonces siempre me acompaña solamente para verla, aunque ella siga afirmando que es porque se preocupa mucho por que nadie me haga nada.

Su acompañante, Mafuyu Asahina también está en el equipo de animadoras pero no es tan popular como Shizuku, según tengo entendido falta mucho a los ensayos.

Su cabello es morado y muy largo, y sus ojos son lilas y azules, pero estos no irradian nada, parece como si su alma estuviera vacía, puede que sea porque en realidad lo esté pasando mal y en realidad sufra mucho cuando pelea contra nosotros, o eso es lo que yo quiero creer.

La peliturquesa se abalanzó hacia mi con arma en mano y comenzamos a forcejear mientras Airi se levantaba para pelear contra Mafuyu. Logré hacerle unas cuantas heridas superficiales en sus brazos y en el rostro, que no dejarían cicatriz a la larga pero que pronto comenzaron a sangrar. Por supuesto, ella también me hirió a mi y así tanto su chaqueta de encaje blanca como mi sudadera amarilla desteñida, acabaron perdidas de fluido rojo. Estaba ya sintiendo la sangre correr desde mi nariz a mi boca y de mi boca a mi cuello, mareado y tambaleándome cuando la logré tirar al suelo, colocando su torso y brazos entre mis dos piernas para inmovilizarla. Comencé con la poca fuerza que tenía a darle puñetazos en la cara, uno tras otro, hasta que quedé inconsciente y caí sobre ella.

Según me contaron después, Mafuyu y Airi llevaban también una pelea bastante reñida en la que la primera obtuvo varias cicatrices en los brazos y piernas y la segunda ganó una herida cerca de la zona del esternón y perdió varios mechones de cabello.

Cuando desperté seguía tendido en el piso áspero, frío y húmedo. Las de la zona norte se habían ido y solo estaban allí Airi y Ena, supongo que fue a buscarla. 

-¡Akito! No sabes lo preocupadas que estábamos.- La pelirrosa sonrió.

-Sí, y has hecho bien en ayudar a una amiga. ¿Esas chicas te hicieron daño?- Mi hermana apoyó su mano en mi barbilla y comenzó a girar mi cara para ver las heridas. 

-Un poco, pero estoy bien.- Me limpié la sangre seca que quedaba en mi nariz.

Volvimos a casa hablando sobre lo desgraciada que es esa gente y sobre como les vamos a dar una paliza si se vuelven a meter en nuestro barrio, junto con otros temas relacionados con el estudio, por ejemplo. 

Cuando crezca quiero dedicarme a la astronomía, quiero entender todas esas estrellas que conforman el atardecer y me abrazan cuando esto sucede, junto con los secretos del sol y de la luna y de todos los planetas al rededor del nuestro. Sé que será difícil sabiendo el poco dinero y las malas notas que tengo pero a pesar de tener que hacer un esfuerzo mayor, confío en lograr mis objetivos.

Al llegar a nuestro hogar, Airi se despidió de nosotros y se fue, Ena y yo entramos no esperando ver a nadie. Para nuestra mala suerte, ahí estaba nuestro padre con una libreta sucia en la mano.

-¿Que te dije sobre esto? Quiero que dejes de dibujar y estudies algo para lo que realmente tengas talento.- Miró a Ena, mientras esta me hacía una seña diciéndome que me fuera.

-Pero, padre, es a lo que yo me quiero dedicar. ¿De que sirve saber hacer algo muy bien si no lo disfrutas?- Ya estaba en mi dormitorio, pero aún los escuchaba.

-Para ganar dinero, niña estúpida.- Me tumbé en la cama y giré hacia el lado contrario a la puerta.

-No todo en la vida es el dinero.- Deseé no haberme ido, haber ayudado a mi hermana.

-Bueno, eso pensé yo y ahora casi no llegamos a fin de mes. Solo me preocupo por ti, Ena- Cerré los ojos.

-¡Pues deja de hacerlo! ¡No necesito que nadie se preocupe por mí!- Escuché como se iba corriendo a su cuarto, dando un portazo.

Mi padre no es mal tipo, simplemente es mal padre. A veces quisiera plantarle cara pero por otro lado tiene toda la razón del mundo al querer asegurarnos un buen futuro a mi hermana y a mí, aún sabiendo que no es lo que Ena desea.

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Segundo capítulo editado, ¡Yey!

Tuve que quitar ese detalle de la herida tan grave con la que quedó Akito después de la pelea porque luego no lo volví a mencionar y me pareció más un vacío de guión que otra cosa (Podría usarlo como recurso dramático en próximos capítulos pero... Meh, me da pereza).

Gracias por leer, no olviden beber agua.

Atardeceres ; akitoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora