Capítulo cinco.

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Akito POV.

Cuando salimos del cine decidieron volver a casa por si acaso nos encontrábamos con Rui, pero a decir verdad no me apeteció mucho esa idea, quería estar durante más tiempo en la calle para tomar el aire un poco así que les pedí que fueran yendo y le juré a Ena, como ella me obligó a hacer, que estaría en casa a las siete de la tarde en punto, eran las seis, había tiempo. Comencé a caminar entre las calles de cerca del cine, con las manos en los bolsillos, tratando de recordar la letra de una canción que había escuchado en la radio.

Frené en seco en cuanto vi al chico de cabello a dos tonos de azul a mitad de un callejón, sacándose el cinturón y enroscándoselo en el cuello, subiendo a un contenedor de basura para colgarse de una farola con la bombilla rota.

-Oye, ¿Qué estás haciendo?- Me acerqué corriendo a dónde estaba él.

-Me estoy suicidando, ¿No es obvio?- Respondió con sarcasmo.

-Eso ya lo veo pero ¿Por qué?- Pregunté.

-Porque no tengo más motivos por los que vivir, supongo.- Sonrió con ironía.

-Oh, vale.- Me di la vuelta dispuesto a irme.

-¿No me vas a dar un discurso motivacional?- Deshizo el nudo.

-Nah, me la suda un poco. Cuantos menos de vosotros mejor.- Lo miré a los ojos.

-Ah.- Se quedó quieto mientras me iba. 

-Es broma, pero mira, funcionó, ya no te estás suicidando.- Le guiñé un ojo para luego darme cuenta de que estaba de espaldas a él.

-Eres un poco rarito.- Comentó.

-Eh, ¡Yo te conozco! Tú eres Toya Aoyagi.- Me acerqué de nuevo a él.

-¿Eh?- Estaba visiblemente confuso.

-Íbamos en la misma clase hace dos años, soy Akito Shinonome.- Me presenté.

-Oh, es cierto, fue contigo con quién hice aquel trabajo sobre un grupo de música llamado...

Rad Weekend.- Ambos sonreímos como si uno de nosotros no hubiera estado a punto de acabar con su vida segundos antes.

-Bueno, ¿Me explicas por qué te quieres morir siendo alguien tan listo, con tanto dinero y tan guapo?- Me senté entre la basura, estaba blandita.

-Oh, es que siento que nadie me aprecia por quién soy en realidad, todos los méritos que tengo son haber nacido hijo de mi padre.- Se sentó a mi lado.

-Toya, Toya, Toya...- Apoyé una mano en su hombro y sacudí la cabeza.

-Oh, y ahora mismo estaba con Tsukasa, Saki, Emu y Rui Emu y Rui se pelearon con los Tenma por no sé qué estupidez y no me quise meter así que me fui al acabar la película pero ahora no tengo a donde ir.- Comentó.

-Puedo quedarme contigo. Si quieres, claro.- Le ofrecí.

-No, eres muy pobre y analfabeto, me voy a ir a juntar con alguien más intelectual.- Se levantó y se fue, dejándome con la palabra en la boca.

De pronto, apareció corriendo de nuevo y se puso detrás de mi. Siguiéndole venían Emu y Rui.

-No podemos atacar a Tsukasa pero podemos vengarnos matando a Toya, ¿Cierto?- Le preguntó el pelimorado a su amiga.

-Sipi.- Afirmó ella.

Entonces nos metimos en otra pelea como la del día anterior, en la cual me acabé desmayando pocos minutos después de comenzarla porque no estaba completamente recuperado del enfrentamiento con Shizuku. Al despertar, Toya estaba sentado en el suelo y los cuerpos de sus antiguos amigos sin vida estaban tirados a su lado. Él estaba llorando, aún empuñando el cuchillo que realmente pertenecía a la pelirrosada. 

-¿Que ha pasado?- Me levanté con dolor de cabeza.

-Los maté.- Afirmó.

-Eso no es legal, ¿Sabes?- Pregunté con un deje de ironía en mi voz.

-Sí.- Seguía con la mirada fija en el corte que tenía Emu desde el el hombro hasta la rodilla.

-Pues estás jodido.- Comenté como si tal cosa.

-Hey, tú eres un criminal, ¿Me ayudas?- Sus ojos se movieron hasta encontrarse con los míos.

-No soy un criminal.- Me crucé de brazos. -Pero te ayudaré con una condición.- 

-¿De que se trata?- Preguntó.

-No te vuelvas a hacer daño a ti mismo.- Me levanté y fui hacia él.

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Hola, siento que este capítulo sea tan corto, no sabía cómo hacerlo sin que diera un cringe horrible.

Atardeceres ; akitoyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora