Akito POV.
Tomamos el tren rumbo a aquel pueblo con la iglesia en la que nos refugiaríamos con el dinero de Toya, quién se veía asqueado de tener que sentarse al lado de alguien como yo. El trayecto duraba tres horas y genuinamente no sé como aguanté tanto despierto, ya que llevaba varios días sin tomar cafeína.
Estábamos cuerpo con cuerpo pegados y me sentía algo incómodo, pues, cansado, había apoyado su cabeza sobre mi hombro, descargando todo su peso en mi cuerpo. Quise iniciar una conversación pero cuando comencé a hablarle ya había caído dormido. Entonces, falto de entretenimiento, dejé volar mi imaginación y empecé a preguntarme cosas por las que alguien de mi edad no debería preocuparse.
¿Como estaría Ena sin mí? La respuesta es simple: Como si estuviera. Ella estaría con Mizuki, solo me había hecho jurar que estaría en casa a cierta hora porque así tendría a alguien por si acaso llega correo inesperado o algo por el estilo. La verdad es que mi hermana pasa casi todo el tiempo que puede con Mizuki, y es normal porque pronto irán a vivir juntos y se casarán y luego tendrán hijos y--
Hijos... Yo nunca había pensado en eso. Quiero decir, siempre vi la posibilidad de convertirme en tío, de que Ena y Mizuki tengan uno o incluso dos o tres críos, pero nunca en tener yo hijos. La verdad es que me parece bonito eso de críar a un mini yo, me gustaría verlo crecer, envejecer y que mis niños sean adultos, todo eso sería lindo. Pero, ¿Quién sería su madre? Eso aún no lo he pensado, la única persona que me atrae románticamente... No, es una locura. Dos hombres no pueden ser pareja y mucho menos engendrar. Además, aunque fuera mujer somos de clases sociales muy distintas, lo único que se me ocurre sería matar a sus padres y obviamente no haré esa locura.
Lo único que tengo decidido para el futuro es dedicarme a las estrellas, el espacio. Oh, cielos, puedo imaginarme a una mocosa de ojos grises y cabello anaranjado llamándome desde la sala para que vaya a ver la manualidad que hizo mientras estoy en el balcón con el telescopio y su hermano pequeño, de cabellos azules y ojos ámbar, duerme siendo arropado por su "madre", la más célebre pianista de la época. Pero todo eso es imposible, y tampoco debería preocuparme por ello aún, solo tengo quince.
Logré imaginarme toda una vida con él mientras dormía apoyado en mi, viajando hacia nuestro escondite. Hasta que llegamos, cuando eso pasó lo desperté, primero dándole toquecitos en el hombro, luego sacudiendo mi mano sobre su cabeza y luego hablando.
-Hey... Despierta, dormilón.- Sonreí. Nunca había hablado así de cursi, ¿Que me estaba pasando?
-Oh... Papá, no quiero... Déjame... No me toques...- Musitó.
-¿Qué? Eh, soy Akito.- Estaba confundido.
-Ah... Sí, sí. Vamos.- Se arregló el peinado y se levantó de golpe, avergonzado.
Caminamos hasta allá planeando que íbamos a dormir cada uno en un extremo, mirando hacia la pared, y dejaríamos la comida que compraríamos justo antes de llegar en el centro. Decidimos no necesitar hablar en ningún momento.
Yo me encargué de ir a por los alimentos mientras el limpiaba la iglesia y la deja a preparada para ser un lugar habitable al menos, sin telarañas y ratas por doquier. Compré todas las provisiones con su tarjeta de crédito y me encargué de seleccionar la mayor calidad para "mi" chico. Estaba feliz de poder ayudarlo, me había metido en problemas legales pero era por amor. Yo estoy enamorado de Toya Aoyagi y estaré tranquilo mientras él esté a salvo, me encargaré de protegerlo de cualquier cosa, aunque él no haga lo mismo por mí, no me importa, solo quiero ver su hermosa sonrisa cada día, aunque sea desde la distancia de un extremo de la iglesia al otro.
Cuando volví después de haber decidido cuanto lo quería, encontré al bicolor tumbado boca arriba con los ojos cerrados, las manos sobre su cabeza y las piernas cruzadas en un lado del establecimiento, el cual estaba impecable. Saludé y, al no obtener respuesta, dejé la compra sobre el poco espacio libre que había en una pequeña mesa cubierta de velas. Suspiré mirando su rostro y solo por un segundo se me ocurrió besarlo, no sería descabellado, nadie se enteraría si lo hacíamos en ese lugar alejado de la multitud. Aunque claro, no era muy tentadora la idea de cometer un pecado en un lugar de culto a Dios. Simplemente lo dejé pasar y me guardé mis ganas de acariciar su pecho mientras llenaba de besos sus mejillas frías y rotas para repararlas.
Tan solo me senté y continué pensando en el futuro, hasta que inconscientemente hablé en voz alta.
-¿Como crees que será tu futuro?- Había mucho eco.
-Eh, pues... Tengo un matrimonio arreglado con una chica de buena familia que ni conozco y mi padre ya tiene planeado en que voy a trabajar, así que...- Se encogió de hombros.
-Oh.- No sabía que pensar.
-Eso digo yo. Ser de la zona norte es una mierda, tus padres planean todo tu futuro y no tienes ningún tipo de libertad de expresión.- Dijo.
-En la zona sur no tienes futuro.- Miré hacia el horizonte imaginario de la pared.
-Ya. Pues odio todo, antes quería ser pobre y ahora ni eso. Por eso me intenté colgar cuando jodiste todo.- Eso rompió mi corazón en incontables pedacitos que se esparcieron por el suelo haciendo mucho ruido, al menos en mi interior.
-Sí, siempre lo jodo todo.- Reí.
-¿Que quieres decir?- Me miró fijamente.
-Nada. ¿Que era lo que no querías hacer al despertar?- Lo miré yo a él.
-Nada.- Nos quedamos en silencio.
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Miren, la mente de Akito en su momento menos delulu (help, se me habia olvidado que este meme estaba aquí):
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Atardeceres ; akitoya
Fanfiction"¿Desde tan lejos [socialmente] se verá el atardecer igual que aquí?" ⋆⭒˚.⋆🪐 ⋆⭒˚.⋆