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Campamento.

9 octubre en la noche.

"Cabello empapado, sangre en su ropa. Pero qué demonios te han hecho ángel"

Después de que Louis se sentara sobre el tanque, el ruido de gritos y de armas capturaron su atención. Frunció el ceño, mirando a lo lejos mientras se levantaba con cautela. El sorpresivo miedo de que los alemanes podrían atacar le acalambró los dedos de las manos, pero se sorprendió y a su vez se relajó al ver caras viejas y nuevas. Su rostro se mantuvo en la confusión a medida que se acercaba apresurado hacia el sargento William, quien sostenía un teléfono del porte de un ladrillo sobre su oreja. La antena de este no dejaba de ir de un lado a otro por el viento que sacudía los árboles. Louis, a pesar de que estaba realmente oscuro, logró ver la preocupación en los ojos del sargento. haciéndole parar en seco al comprender.

Los soldados que estaban en Italia habían llegado.

"Si, han derribado el avión, el T-12"

Escuchó Louis que decía alguien al otro lado de la línea. El sargento William asintió.

"Cuantos han encontrado"

Preguntó William, con voz agria, el cual produjo un temblor en el cuerpo de Louis.

"No lo sé señor... creo que cincuenta o más"

William giró la cabeza hacia Louis cuando escuchó sus pasos, rodó los ojos y suspiró. El omega intentó no hacer caso a su notoria expresión de fastidio, pero inevitablemente se encogió en vergüenza.

"Enviaré a más hombres, procuren esconderse y atacar si es necesario, no teman, son soldados, la muerte les teme a ustedes, cambio y fuera".

El hombre refregó sus ojos, agotado, y volvió a clavar sus fieros ojos en Louis

—Que quieres ahora.

—¿Que ocurrió sargento?

El hombre comenzó a caminar a pasos precipitados, mirando a todas partes mientras creaba un plan efectivo para esas alturas de la noche. Louis lo siguió como si se tratara de un pequeño perro.

—Derribaron los aeródromos T-12, T-15, T-16, la mayoría de los hombres cayeron al mar, incluso el teniente Hank... mierda... no sabemos si está con vida... o los demás.

Louis respiró hondo, su corazón dio un vuelco ante el nombre del teniente. Se mordió el labio inferior observando como todos en el improvisado campamento cargaban las municiones a los carros para ir a la búsqueda de sus compañeros. No lo debatió dos veces, él sabía quienes venían en aquellas naves, muchos de ellos sus propios compañeros en el fuerte. Era su deber como enfermero ir a verificar que no tuvieran heridas graves. Se detuvo, empuñando sus manos para darse valor y alzar su voz.

—Iré señor —aclaró, pestañeando con rapidez —¿Es en la costa?

William miró al cielo, refunfuñando para sus adentros un "No puede ser" que Louis escuchó tangiblemente. Aun así, no cambió de parecer.

—Si, Louis, es allá —William giró sobre sus talones, observando al omega de pies a cabeza —Pero lamento decirte que no tienes permiso, es muy arriesgado para un omega.

Winter Wine (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora