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2 semanas después

Campamento al Oeste Francés.

"Sé que me miras y que tú sabes que yo también lo hago, dime...por qué... ¿Cuál es tu problema conmigo?"

Las semanas transcurrieron con rapidez otra vez, Louis se había dedicado a pelear junto a los alfas y Luke, triunfando más de una vez nuevamente. El pelotón tres era uno de los mejores, o eso era lo que él opinaba. Se había vuelto muy amigo de todos y Liam junto a Zayn resultaron ser unos alfas respetuosos y divertidos.

Después de la noche que tuvo junto a Harry en la tienda, se había metido la idea en la cabeza de esquivarlo a toda costa. No le hablaba ni estaba a su alrededor, prácticamente haciéndole la ley del hielo de la mejor forma que podía. No recordaba nada de lo que sucedió realmente, pero sí estaba seguro de que fue una de las mejores noches de su vida después de muchos meses de guerra. Había dormido como bebé y al siguiente día su energía sobrepasaba todo, muchos se dieron cuenta de ello y las felicitaciones que recibió le alegraron durante las veinticuatro horas. Sin embargo, cuando Harry fue de alta y tuvo que volver al pelotón, su emoción y diversión se opacaron súbitamente y solo estaba esa nube de tensión entre ambos cuando se cruzaban en el camino.

Ese día de otoño, mientras todos construían el nuevo campamento para pasar la semana, el sargento William dio el aviso de que un combate iba a comenzar pronto. Todos se quejaron y nuevamente el pánico se apoderó de muchos, incluyendo a Louis que, por muy bueno que fuera, el miedo jamás lo dejaría de lado.

Armó su tienda junto a Niall, Luke hizo la suya unos pasos más a la izquierda y luego fueron comer algo. El sol estaba arriba de todos al mediodía sin pizca de calor, corría un viento frio que le hacía helar sus mejillas, pero al sentarse frente a una fogata y comer garbanzos del kit que enviaban, arregló todo su malestar físico, proporcionándole un calor exquisito en sus manos magulladas. Niall llegó a los segundos para sentarse junto a él, comenzando así una charla muy animada donde intercambiaron recuerdos de la infancia y todo lo que harían una vez de vuelta a casa.

—Doncaster —llamó el sargento William desde lo lejos. Louis se limpió la comisura del labio con la manga de la chaqueta en cuanto lo escuchó y miró al alfa con barba rasurada que se detuvo a su lado.

—¿Si sargento?

—Hoy toca baño, ve a darte una ducha rápida en la casa que está por allá, el soldado Ron descubrió que la ducha aun funciona.

Louis miró hacia lo lejos, una casa de dos pisos color blanca abandonada por la guerra yacía a unos metros. Una sonrisa apreció en su rostro al enterarse de que por fin podría quitarse la suciedad del cuerpo. Asintió y dejó la comida en el fuego para que continuara calentándose. Fue a su tienda y sacó la barra de jabón, toalla, cepillo y pasta de dientes que le entregaron a todos los soldados por igual, se tomó su supresor y fue a la casa que ahora se convirtió en un palacio para todos por el simple hecho de tener ducha.

Mientras caminaba olió el jabón en su mano, sonriendo complacido. Su mirada se deleitaba con el campo frente a él y como la casa de dos pisos se agrandaba más y más por cada paso que daba. Un par de gallinas salieron corriendo cuando llegó por fin a la entrada y, a pesar de solo estar él ahí, se sintió algo cohibido. Nunca se debía confiar en los lugares solitarios, era una de las reglas que él mismo se propuso cuando casi cayó en una trampa en la ciudad. Sin debatirlo sacó su navaja del cinturón y volvió a caminar por el polvoriento umbral.

Miró sobre su hombro, divisando el campamento y escuchando las risas de algunos alfas que bebían ahí. Abrió la puerta rápido, impregnándose del aroma a humedad y polvo. Un estornudo se hizo presente a medida que avanzaba por el lugar casi oscuro con leves rastros de luz solar en las esquinas. Subió la escalera de madera que crujía bajo sus botas, viendo una puerta de color marrón asomarse abierta en el segundo piso, al llegar cruzó el estrecho pasillo y entró a la habitación del baño. Había una bañera, demasiado olor a alfa, un lavabo color celeste, espejo a la mitad y una ventana rota que daba al campo trasero. Louis se acercó a ésta, donde trazó una línea en el vidrio con su dedo índice.

Winter Wine (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora