07.

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OMNISCIENTE.

El bikini que Roma se había puesto no dejaba nada a la imaginación. Apenas se había levantado, Rosario le avisó que iban a estar todo el día en la enorme pileta que tenía la casa. Se terminó de preparar, poniéndose un short para no estar tan en bolas y fue a la cocina en busca de algo para tomar. A Enzo no lo había visto desde la noche anterior, en la que habían dicho que darían a cabo su farsa, con el fin de ayudar a Roma.

Pero ahora se había sumado un problema.

Julieta. Mujer con la que Enzo había tenido una aventura un año antes de conocer a Roma. Ella lo dejó por 'inmaduro', 'inútil' y 'egocéntrico'. Aunque lo último era cierto porque Enzo tiene el ego por las nubes, Julieta pensó que nunca llegaría a nada en el fútbol y por eso lo dejó. Eso a Enzo lo devastó, se había enamorado de ella y lo dejó tirado.
Alexis la tuvo que invitar porque era hija de una de las mejores amigas de su mamá, lamentablemente tenía que estar ahí.

Enzo y Clara se encontraban en la cocina hablando de ese tema, hasta que Roma apareció.
— Hola amiga, ¿cómo dormiste? — preguntó Clara. Solía ver a Roma despertarse de mal humor, pero hoy era todo lo contrario. Extrañamente se la veía feliz.

— Buen día, re bien por suerte. No tuve ni un solo ataque a la noche, voy mejorando. — comentó con una sonrisa mientras saludaba a Enzo con un beso en la mejilla, como recién con Clara. Cuando lo miró a la cara, parecía que lo habían traumado de por vida. — ¿Qué te pasó, boludo?

— Justo de eso íbamos a hablar. — empezó Clara. — Apareció Julieta, una chica que tuvo algo con Enzo y bueno... — hizo una pausa. — pasaron un par de cosas de por medio que ella lo dejó. No me preguntes, no me quiso contar nada.

Roma hizo una mueca. — ¿Y qué pasa?

— Nosotros íbamos a fingir todo esto recién unos días antes de la boda, todavía no. — se adelantó Enzo. — Bueno, para mí hay que hacerlo desde ya.

— ¿Por? — preguntó Clara.

— Porque la mina esa se me va a querer acercar. — Se quejó. — Miren, Julieta me dejó porque según ella nunca iba a llegar a nada en el fútbol. Ahora, que juego en Europa en la mejor liga del mundo, imagínense lo que va a ser esa trola. — explicó. — A minas como ella solo les interesa la plata y nada más.

Roma lo escuchaba con atención, aunque algo se removió dentro de ella al escuchar todo eso. ¿Por qué? Si ella lo odiaba. Sacudió su cabeza para eliminar esos pensamientos y asintió.

— Bueno, está bien. Empecemos ya, — aceptó, pero aún tenía una pregunta. — ¿pero cómo? Porque si estamos todo el tiempo abrazaditos no nos va a creer nadie. Ya todo el mundo sabe que nos odiamos.

Clara suspiró. — Ya les dije que del amor al odio hay un solo paso. — rodó los ojos. — A ver, piensen qué harían si todo esto fuese real. Fíjense chicos, no se. A mi — miró hacia la puerta que daba al patio — me conviene irme.

Y sin más, abandonó la cocina. Los dos se miraron con las cejas fruncidas, hasta que Roma se asomó por sobre el hombro de Enzo, visualizando una rubia teñida de ojos marrones y casi naranja de la cantidad de autobronceante que tenía. Si esa era Julieta, qué mal gusto que tenía Enzo.

— ¿Esa de ahí es Julieta? — le preguntó con cara de asco a Enzo. Éste se asomó apenas y volvió a mirarla, asintiendo.

MIAMI  ━ enzo fernández Donde viven las historias. Descúbrelo ahora