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-Vamos, pide por tu mami.-

Las lágrimas rodaban por sus mejillas, los sollozos le raspaban la garganta por más que sólo surgían como respiraciones extrañas.

Quería gritar, con todas sus fuerzas, desde hace mucho tiempo que había querido gritar.

- ¿Qué pasa? ¿Sabes que nadie va a escucharte, verdad?-

Tiraron de sus cabellos para que alzará su rostro, aunque agitarse para liberarse sólo lograba que tirarán más, al menos intentó.

Solo provocó risas en esos chicos.

Su cuerpo fue tirado hacia abajo, pero su estómago golpeó con una rodilla duramente, sacando todo el aire de sus pulmones, dejándolo hecho un ovillo en el suelo del baño.

Sus tres matones prosiguieron con revisar su mochila, buscando dinero, o comida, o cualquier cosa que fuera de su interés.

Kevin no sabía porqué estos chicos lo comenzaron a molestar, el nunca había hecho nada malo.

A parte de no hablar, Kevin no tenía nada malo.

A parte de no ser tan delgado, no tenía nada malo.

A parte de ser el protegido del director, el no tenía nada malo.

Bien, quizás si tenía algo malo.

Kevin comenzaba a pensar que todo en el era malo.

MuteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora