𝑬𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏 𝒅𝒆 𝑱𝒊𝒎𝒊𝒏

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Faltaban tres días para que se reanudaran las clases. Esto aumentó un poco el nerviosismo de los gemelos. Ansioso y preocupado.

Jimin casi se muerde las uñas, esperando el día en que se vaya, escondido de su familia. Espera que la escuela crea que está enfermo hasta que regrese, mientras que sus padres divorciados creen que dejará una de sus casas para ir a la escuela. Pero también imagina que no pasará mucho tiempo antes de que la nueva escuela lo extrañe el primer día, como lo esperan, especialmente cuando se trata de un internado. Probablemente llamarán a su madre o a su padre y preguntarán por él, para entonces con suerte ya estará aterrizando en otro país.

Rosé también se mordía las uñas cuando comenzaron de nuevo las clases.

Ahora, con el fin de las vacaciones de verano, faltarían 8 meses para que terminara el año escolar, y Rosé no estaba contenta por eso. Pronto tendría que ir a la universidad con una carrera de derecho, que no es lo que ella quiere, ni tampoco su hermano, pero sus padres no le dan la libertad de elegir sus propios caminos...

Al igual que Jimin, ella también tiene una gran pasión por la música. Rosé tiene guardadas muchas letras y melodías, compuestas por ella. Aparte de su hermano, nunca se atrevió a mostrárselo a nadie. Y sí, de la manera más cliché, le gustaría mostrárselo al mundo.

Rosé sueña con ir a la escuela de música, convertirse en músico profesional y algún día tener su propia productora. Desafortunadamente, Rosé considera que su sueño es una gran ilusión y eso la hace reír internamente de su ingenuidad.

A diferencia de su hermano, ella quiere pensar en mover un dedo.

En ese momento, Rosé llegó de la casa de su amiga Joy, luego de ayudarla con un regalo para entregárselo a su novio. Se escondió en su sudadera con capucha, con la capucha cubriéndole la cabeza, mientras intentaba distraer su mente con la música alta que sonaba en sus auriculares. Frente a la puerta de la casa, adelantó su mochila para poder agarrar las llaves y abrirla.

Algo que no notó mientras buscaba las llaves fue un auto estacionado al pie de la acera de su casa, y una chica súper emocionada saliendo de él.

- ¡ChimChim! - Llama una chica, ajena, pensando que Rosé es Jimin. - ¿Jimin? - Vuelve a llamar, frunciendo el ceño, porque "él" no respondió a su llamada. -¡Jimin! - Vuelve a llamar, pero Rosé no puede oírla, por los auriculares. ¡¡Jimin!! - La chica tira de su brazo, un poco demasiado fuerte.

- ¡Ay, ay! - Se queja Rosé girando su rostro para ver al culpable.

¡Oh! ¡Y tu! ¡Me perdonas! Se disculpa al percatarse que era la hermana del chico. - Pensé que era mi ChimChim. - Dice poniéndose las manos en el pecho. - Tú y tu hermano se parecen mucho de atrás, cuando usan ropa holgada o sudaderas... Y bueno... de frente también... Es la misma cara. Pero tienes más pelo, mucho más. - Seulgi se ríe sola. - y tú también eres rubia,

- Hola Seulgi, ¿cómo estás? - saluda cortésmente Rosé, ignorando lo que dice la chica.

- Estoy bien, gracias por preguntar... ¿y tú? - Pregunta suavemente.

- Sí... Yo también estoy bien... - Responde Rosé, pasándose la mano por la nuca.

- Estoy buscando a...

- ChimChim. Bueno no lo sé...

- ¡Estoy aqui! - Jimin aparece a un lado de la acera y corre hacia Seulgi.

- ¡ChimChim! - Seulgi lo abraza rápidamente.

- ¡Hola mi amor! - Jimin le devuelve el abrazo y la besa dulcemente, haciendo que Rosé haga una mueca ante eso. - Te extrañé.

Tu Eres El Hombre - [Chaennie] -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora