VI

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Es mi segundo día en la playa, ayer me encontré de nuevo a ese encantador chico, Ryan, lo amo tanto, las chicas dijeron que quedaron para ir a la playa con los chicos, tengo tantas ganas de verlo de nuevo.

Cuando lo vi ayer, el tiempo parecía durar para siempre, llevo tanto tiempo sin enamorarme, que no sé qué me hizo este chico para enamorarme tan rápido ¿Ryan, que me hiciste?

-¡Lara!, nos tenemos que ir ya, los chicos nos esperan en la playa.

-¡Ya voy!, me tengo que poner el bañador.

Estaba tan tontamente feliz por volver a ver a Ryan, que mis amigas, ya lo sabían todo.

-Lara, nunca te vi tan feliz, ¿pasa algo?

-Le gusta ese amigo de mi novio... ¿Como se llamaba? eh... Ryan.

Todas lo sabían, era tan obvio, que hasta yo me daría cuenta, pero no sabía si el lo sabía, pero eso no me ponía nerviosa, lo que mas nerviosa me ponía, era saber si el, sentía lo mismo por mí, quiero conocerlo mejor antes que intentar algo.

-¡Chicas! Estamos aquí

-Holaaa, ¿que tal estáis?

Y, ahí estaba Ryan, ese chico, con una hermosa cara, y una hermosa personalidad, el hacía parecer, que el sol y la luna, no eran tan brillantes, el opacaba a todo objeto brillante, su hermosa sonrisa, deslumbraba a todo mi ser.

-Hola Ryan- dije algo nerviosa, pero decidida

-Hola Lara, ¿me puedes pasar tu número? Nos hemos visto unas cuantas de veces, pero nunca me lo diste ni yo a tí.

-Ah, claro-

¡Porfin! ¡Porfin tenía el número de Ryan!, estaba demasiado feliz, tuve que disimularlo, porque sino todo el mundo se daría cuenta demasiado rápido.

Después de un rato todos fuimos al mar, me lo pasé muy bien, por ahora, está siendo uno de mis mejores veranos, teniendo un nuevo grupo de amigas, y conociendo a gente nueva, está es la vida que estaba deseando, desde que era pequeñita, estaba tan feliz, que deseaba que esté día durara para siempre.

Me volví a la amaca, tampoco soy mucho de estar en el agua, me gusta tumbarme en mi amaca leyendo algún libro, me encanta escuchar el ruido del mar, mezclado con las risas de los niños pequeños, las risas entre familiares y las risas entre amigos.

(...)

Son las 6 de la tarde, pasamos todo el día en la playa, incluso almorzamos allí, los chicos trajeron comida que ellos mismos cocinaron, no fue la mejor de el mundo, pero no voy a negar que estaba buena, me gustó.

Volvimos a nuestros apartamentos para prepararnos para ir al centro a pasar la tarde y la noche allí, habíamos reservado en un restaurante bastante famoso, yo tenía demasiadas ganas de comer allí, la comida es mi vida.

-Chicas, voy a bajar antes, he quedado con alguien.

-Seguro que es con Ryan, venga, adiós, pásatelo bien

-Si, gracias.

Había quedado con Ryan antes de la hora de quedada para ir a dar una vuelta, queríamos hablar más para conocernos.

-¡Lara!, vamos a ir a dar una vuelta por los puestos, ¿te parece?

-Claro, vamos.

Estuvimos hablando algo, pero la mayor parte del tiempo estuvimos callados, sin decir ninguna palabra, el aire entre nosotros era algo incómodo, pues nos habíamos visto muy pocas veces, y todas esas veces, fueron situaciones muy incómodas.

Ya casi era la hora de la quedada, así que decidimos sentarnos en un banco cerca de el lugar para esperar a los demás.

Ryan me preguntó sobre mis cantantes favoritos, así que decidí enseñarle mi playlist para que viera mis cantantes favoritos, en la playlist estaban, d4vd, Rocco, laufey, beabadoobee, Milo j y trueno, unos gustos algo raros, pero, así soy.

Esperando en ese banco, nuestras manos se rozaron levemente, la conexión era irreal.

Rápidamente moví mi mano, ese sentimiento tan raro que acababa de sentir, me hizo sentir como si cupido, hubiese tirado una flecha, justo en mi pecho.

Cupido, si de verdad existes, por favor, haz que este chico se enamore de mi, no aguanto más tiempo intentando ocultarlo, este sentimiento dentro de mi cada día se hace más grande, y algún día, llegará a explotar y ya no lo aguantaré más.

Ya llegaron los demás, ya todos juntos, fuimos hasta la estación para montarnos en el tren e ir al centro, para pasar la tarde y noche allí.

Llegado al centro decidimos ir a un centro comercial, ya que el bar en el que teníamos reserva estaba cerca de este.

Fui directa a buscar una zona de librería, o de manualidades para buscar lana para mis labores de crochet.

La zona de librería y manualidades estaban una al lado de la otra, estaba en el paraíso, y también en la entrada a mi ruina, se que soy capaz de gastar todo mi dinero en un abrir y cerrar de ojos estando aquí, así que solo me limito a buscar lo mas importante y esencial.

Me lleve más de 2 horas dando vueltas, hasta que me llamaron para ir al restaurante para cenar, salí de la tienda con 3 libros y 5 lanas, me hubiera llevado más cosas, pero me contuve.

(...)

Después de cenar fuimos a dar vueltas por toda la ciudad, no queríamos ir de fiesta, porque seguro, más de uno terminaria bastante agusto, y sabiendo que no es una ciudad que conozcamos, solo decidimos dar vueltas por toda la ciudad para conocerla.

Nos recogimos más temprano de lo normal, eran las 00:37 de la noche, y ya íbamos todos hacia nuestros departamentos.

-¡Lara! Quedate un rato conmigo, quiero hablar de una cosa.

-Vale.

Todos a sus departamentos, menos yo y Ryan, quería hablarme de algo, no se de qué será.

Fuimos al paseo marítimo y nos sentamos en unos bancos que había.

Después de hablar un rato, nuestras manos volvieron a rozarse, pero está vez el sentimiento se hacia más fuerte, mi corazón en cualquier momento seria capaz de salir de mi cuerpo.

Haz que esto pare, o terminaré explotando.

Nos miramos mutuamente, se sentía la tensión entre los dos.

-Lara, tienes algo en el pelo.

-Oh, quitamelo, porfa.

Lo tenía tan cerca, mi corazón iba a salir de mi cuerpo, y mi estómago, estaba repleto de mariposas, no podía parar de ver sus hermosos labios mientras cada vez estaba más cerca.

Ryan se dió cuenta de como yo estaba, y empezó a mirarme fijamente, durante unos segundos.

No aguantaba más este sentimiento, y lo empuje sin pensar.

-Perdón, no era mi intención.

-Da igual, no te preocupes. Dijo con su linda sonrisa de siempre

-Bueno, me tengo que ir ya, tengo mucho sueño.

Me fui lo más rápido que pude de ahí, mierda, era tan estúpida, podría haberme besado con aquel chico tan lindo, pero lo único que se me ocurrió fue empujarlo.

Subí corriendo a mi apartamento, llegue a mi habitación, tiré mi bolso a la cama, y me tiré yo a la cama tras este, me puse a dar patadas y gritar en la almohada, era de emoción e impotencia a la vez.

Ese chico, era tan guapo, que lograba crear una explosión de emociones dentro de mí.

nosotros y nadie másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora