¿Cómo ignorar lo que percibes? ¿Cómo entender lo sobrenatural? ¿Cómo ayudar a un fantasma que todavía tiene algo pendiente?
Allison, Nia y Sophie han sido amigas desde siempre. Ahora, enfrentan juntas el caótico primer día de instituto. En medio de...
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Allison
«Por fin llegó el día de la excursión», pensé levantándome de la cama agotada. ¿No podría haberos tocado excursión con otro profe más normal? Ahora habría que aguantar a Miss Hairy P. durante seis horas seguidas en vez de una. No sé qué es peor sinceramente; quedarnos una hora con ella dando temario, o ir de excursión tantas horas seguidas con ella. «En fin, hora de levantarse y despegarse de la cama.»
Después de asearme y vestirme, bajé a desayunar.
—Buenos días mamá.
—Buenos días Ali, te he hecho un sándwich de almuerzo. Toma– me extendió la mano y cogí el sandwich.
—Gracias, ahora a ver cómo aguantamos a Miss Hairy P seis horas seguidas.
—Venga hija, no digas bobadas que es una profesora y hay que hablarla con respeto.
—A ella sí, a sus espaldas no.
—Vamos Ali, que son las siete de la mañana y no me quiero enfadar.
Terminé de guardar el sándwich y me eché los cereales en el cuenco.
***
Como de costumbre ya había quedado con Nia y Sophie y nos encontrábamos de camino al instituto.
—¡Qué sueño! No os podéis imaginar lo mal que he dormido. He tenido un sueño, bueno mejor dicho; una pesadilla, parecía tan real...—dijo Sophie con cierto temor en su cara.
—Venga, no te preocupes Sophie que sólo ha sido un sueño—le respondió Nia.
A mi me entraron escalofríos, Sophie era demasiado valiente para que un sueño la afectara de esa manera, aunque decidí hacer como si nada y animarla un poco.
—Eso Sophie, vamos que eres muy valiente, no te preocupes—dije, suspiré y continué—. Por cierto ¿te importaría decirnos de qué trataba la pesadilla?
—Sí. Era un día normal en clase de Inglés, pero estábamos nosotras tres solas de pie. Miss Hairy P. entró por la puerta con unas fotos de una chica un...un... tanto parecida a ella. Parecía que nosotras lo veíamos todo frente a ella, pero ella no nos veía. Siguió entrando a clase y cerró con llave, se encerró y empezó a quemar los folios, bueno yo no diría folios, diría papeles bastante importantes, porque para quemar unos papeles con tanta información dudo que fuesen simples folios.
—Que raro—dijo Nia—. Esto me empieza a dar mala espina.
