capítulo 5

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Mahidevram

—su majestad el sultan suleiman—anunció uno de los guardias justo antes de que suleiman entrará a la habitación donde estábamos todas reunidas a su espera.

Al entrar beso la mano de la madre sultana quién luego le dedico unas palabras de orgullo por haber ganado la guerra y expandido el imperio.

Luego se acerco a hatice, beso su mejilla, luego, era mi turno y el de mi mustafa.

—mustafa—lo tomo en sus brazos y le beso la frente—mi león ¿has estado bien?

—si papá—con un último apretón dejo a lustafa en el suelo, se acercó a mi.

—mahidevram—se acercó y en un acto inesperado me beso la frente.

—su majestad—dije con asombro—lo estábamos esperando... lo extrañamos muchísimo.

—yo también he extrañado a mi familia—dicho eso último, acaricio mi barriga abultada y  se acercó a la siguiente.

Hurrem lo miraba con una gran sonrisa mientras acariciaba su gran vientre de embarazada, el se acercó a ella y tomó su mano besándola en el dorso.

—su majestad...—dijo ella con voz anhelante—no sabe como mi corazón ardía de dolor por extrañarlo a usted, me quemaba por dentro—desvíe los ojos, aveces era tan exagerada para expresarse pero aún así al sultan le gustaba.

—también te extrañe hurrem, espero que tu bebé haya estado bien—dijo con una ligera sonrisa.

Mientras ellos hablaban mire a la madre sultana, quien se veia un poco preocupada y nerviosa, seguramente pronto confesaria.

—mi leon, siento interrumpirlo pero tengo... algo muy serio que hablar—su mirada era determinada pero aún así su voz temblaba ligeramente delatando a los más atentos su gran nerviosismo.

***

Las mujeres del harem bailaban felices por el regreso del sultán y por tener la esperanza de algún día obtener su favor.

En cambio yo, estaba sentada pensando en la situación que se estaba desarrollando en la habitación del sultán, preguntándome si algo había salido mal.

Los nervios me estaban carcomiendo y no podía evitar jugar con mis dedos, golpear mi pie repetidamente contra el suelo o lamer mis labios cada tanto.

No quería que nada le ocurriera ni a la madre sultana ni a kurkan, ellos eran muy importante para mi.

Intentando concertrarne en otra cosa acaricie mi vientre, deseando pronto poder conocer a mi bebé y poder verlo crecer.

De pronto todas vimos pasar a la madre sultana muy alterada por el pasillo que conducía hacia su habitación, sin pensarlo dos veces me levante rápidamente y la seguí junto a mis criadas.

Al llegar a su puerta les pedí que se quedarán al inicio del pasillo y que no fueran a molestarme por ninguna cosa que no sea urgente.

Entre a la habitación luego de ser anunciada y que me lo hubieran permitido, la madre tenía sus ojos inundados en preocupación.

—¿Qué ocurre madre? ¿Por qué se ve tan alterada?—en mi tono se notaba también mi preocupación.

—lo confesé mahidevram, le conté las razones, le conté mis preocupaciones y que su hermano no le causaría ningún peligro pero no dijo una palabra mas que preguntatme donde estaba kurkan—sus manos se flotaban en su frente—¿lo lastimara? No podría soportarlo.

Mi corazón se apretó en mi pecho, no creía que suleiman fuera capaz de lastimarlo pero tampoco creía que fuera capaz de tener a otra mujer con la que tuviera hijos.

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