I.- La llegada del sheriff

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Noah Stilinski era un hombre viudo que había crecido toda su vida en un pequeño pueblo casi desconocido en California. Al conocer a su esposa Claudia quedó enamorado como loco y la siguió hasta Boston donde se casaron y tuvieron a su primer hijo: Mieczyslaw Genim Stilinski, el pequeño rubio castaño de ojos whiskey revoloteaba de energía y sus padres lo amaban. Cuando el pequeño cumplió dos años a su vida llegó su pequeña hermanita Erika Sylwia Stilinski con su pequeña mata de cabello rubio y ojos cafés brillantes. Ese día el pequeño, a su corta edad, decidió que protegería siempre a su hermanita.

Los pequeños creían de manera alegra y la pequeña se aferraba a su hermano todo el tiempo. Pero la felicidad no duró mucho cuando Erika cumplió los siete años. El pequeño Mica, como lo llamaba su hermana, con nueve añitos jugaba en el jardín con su hermana cuidando que no se hiciera nada. Pero en un segundo Erika cayó al suelo y comenzó a convulsionarse pidiendo ayuda a sus padre mientras la sostenía de lado.

— Todo esta bien, Syl. Shhh, esta bien.

Sus padres llegaron asustados y de inmediato llevaron a la pequeña al hospital donde les dijeron que su niña tenía un caso de epilepsia y que sufriría de eso para siempre, por lo que tenía que evitar circunstancias que le provocaran estrés y tenían que medicarla para evitar lo más posible las convulsiones, pero estás seguirían ocurriendo.

Noah y Claudia le explicaron de la manera más sencilla a sus hijos que estaba pasando. El pequeño Mica entendió de inmediato y comenzó a tomar nota de lo que tenía que cuidar de su hermana, mientras la pequeña no entendió mucho pero sabía que no podría hacer muchas cosas.

Esa no fue la única tragedia que sucedió en esos años.

Cuando Erika cumplió diez años su madre comenzó a actuar extraño, su hermano la protegía y encerraba en el armario mientras le ponía unos audífonos y música. Poco después su padre les dijo que su mamá estaba enferma y al año falleció dejando a su esposo e hijos. Erika nunca preguntó por las heridas de su hermano cuando su madre estaba enferma, pero no le importo porque su hermano le decía que todo estaba bien y ella confiaba en su hermano.

El tiempo pasó y Mica, mejor conocido como Stiles, por las personas que no eran su familia, se había convertido en un hermano bastante protector y no dejaba que nadie se burlara de su hermanita.

*

Stiles vio la casa donde ahora vivirían, al parecer le pertenecía a su abuelo, pero estaba algo descuidada y le hacían falta bastantes arreglos.

— Esto va a ser divertido. — se quejó el chico al ver las paredes de la casa.

— Vamos, anímate hermanote. Podemos dejar la casa como queramos, además podemos pintar nuestros cuartos como nos gusta. — le dijo Erika con diversión y emoción. A ella le encantó la idea de mudarse fuera de la ciudad.

— Syl, no corras tanto. — le dijo Stiles mientras negaba con la cabeza al ver a su hermana tan feliz.

— Deja que se divierta, esta emocionada. — le dijo Noah a su hijo con una sonrisa. Estaba feliz de regresar a su pueblo natal.

— Lo dejaré pasar por ahora, pero tendrá que descansar después de comer.

Noah rio levemente. Su hijo era un santo y le agradecía tanto que lo ayudara con todo. Stiles tenía diecinueve años y en vez de pensar en ir a la universidad, le gustaba más estar en la academia de policías que estaba a quince minutos del pueblo. Su padre sabía que algo así iba a pasar y no le importaba porque su hijo no era infeliz con esa decidió y él la tomo, respetaba sus decisiones y lo que quisiera hacer con su vida.

Noah Stilinski era un hombre amable que adoraba a sus hijos y los consentía lo más que podía, amaba pasar tiempo con ellos y sus hijos habían resultado ser excelentes muchachos, amables y de buen corazón así que no tenía que preocuparse de que hicieran algo que pudiera dañarlos. Siempre estaría agradecido de tener unos increíbles hijos. Y Stiles junto con Erika adoraban a su papá, siempre atento y lindo con ellos, además de que hacia de todo juntos. Amaban a su padre y le agradecían por tanto. Después de la muerte de su madre, su padre no los dejo, los crio con todo el amor y toda la paciencia que podía tener, después de todo le causaron algunos problemas, pero ahí estaban.

Los Hijos del SheriffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora