XI.- La Fortaleza de un Humano

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— ¡Stiles! Stiles... ¡MIECZYSLAW!

El castaño despertó adolorido, miró a todas partes y se relajó un poco al ver a los lobos aún a su lado. Le dolía todo el cuerpo, en especial su torso, miró hacía abajo y se encontró con quemaduras que había pasado su playera. Kate había estado horas torturándolo con electricidad, a veces solo ponía la corriente y otras veces lo mojaba para que sintiera el doble de dolor, no era bonito pero trataba de concentrarse en otras cosas. Su cuerpo temblaba de frío y la pérdida de sangre ya que tenía algunos cortes bastante profundos en sus brazos que sangraban sin parar.

— ¿Dónde esta... ella? — preguntó Stiles cansado, veía borroso pero no podía ver a la mujer por ninguna parte.

— Se fue hace unas horas, no podíamos despertarte. — le dijo Boyd tratando de no perder el control. Necesitaban salir de ahí para llevar a Stiles al hospital.

— Es la pérdida de sangre. — le dijo Stiles titiritando.

— Maldita sea, ellos deberían de habernos encontrado. — dijo Jackson molesto mientras sus ojos brillaban con fuerza.

— Solo ten un poco de paciencia.

— Stiles no podemos tener paciencia, estás débil y esas heridas no están ayudando en nada. — le dijo Isaac molesto, estaba frustrado de que el humano pareciera tan tranquilo en una situación así.

— No es la primera vez que paso por algo así, no pasa nada.

Antes de que alguno pudiera responder ante eso, la puerta del lugar fue abierta por Kate que miraba con diversión al castaño.

— La verdad estoy sorprendida, niño. Has aguantado mucho más que un hombre adulto. — tomó el rostro del menor entre sus manos — Desde que vi tus ojos me inquietaron, estos no son los ojos de un niño. Esta no es la primera vez que te tortura, ¿verdad? — rio levemente — Tal vez necesito hacer algo más arriesgado para que te quiebras. — bajo su mano hasta los pantalones del menor.

Los lobos gruñeron furiosos.

— Ni se te ocurra tocarlo. — dijo Jackson perdiendo el control.

— Uy veo que ellos son más sensibles.

— Katherine. — los ojos de Stiles parecieron oscurecerse — Ya te dije que no hay manera de que me rompa, no es la primera vez que alguien me hace esto y no importa porque yo ya estoy roto. — se inclinó lo más que pudo a pesar de que las cadenas le hicieran daño. Por alguna razón el adolescente se veía mucho más grande que la mujer. — No hay nada que puedas hacer para que me quiebra nada y ni siquiera trates de chantajearme con él porque lo voy a encontrar tarde o temprano. — le dijo Stiles con odio.

Los lobos se sorprendieron al ver como Kate retrocedía levemente, incluso pudieron sentir el olor de miedo en ella.

La puerta se volvió abrir pero esta vez por Derek, Jeremy y Thalia, los demás de la manada estaban detrás al igual que Noah que apuntaba su arma a la mujer.

— Nos volveremos a ver, niño. — le dijo Kate soltando una bomba de humo y escapando.

— Cobarde. — dijo Stiles entre dientes. Ahh, él solo quería irse a dormir.

— Mica. — dijo Noah preocupado mientras veía como Derek y Peter rompían las cadenas, su hijo cayó sobre él, sus manos temblaban y no podía creer lo frágil que se veía.

— Hola, pops. Perdón por preocuparte. — le dijo Stiles con una leve sonrisa con los ojos apenas abiertos.

— No tienes que preocuparte por eso, vas a estar bien. — le dijo Noah tratando de no perder los estribos. Su niños temblaba y estaba muy frío, tenía que llevarlo al hospital.

— Vamos. — le dijo Derek tomando al castaño entre sus brazos.

*

Para cuando Stiles volvió a despertar se encontraba en una cama de hospital, el olor a desinfectante y medicinas lo llenaron. Estaba cansado, pero ya no tan adolorido, se imaginó que era por los medicamentos. Miró a su lado donde estaba su hermanita dormida sostenido su mano. Sonrió levemente, ahora él es quien les había causado problemas a los demás, odiaba eso, él tenía que cuidar de ellos no ellos de él.

Giró su cabeza y vio el sol, era reconfortante escuchar tanta paz. Se había acostumbrado un poco a despertar por el ruido de la manada y le gustaba, pero a veces extrañaba las mañanas sin ruido y solo el olor del desayuno.

Escuchó la puerta ser abierta, giró su cabeza hacia allí y sonrió levemente al ver a Boyd colocar su chaqueta sobre los hombros de su hermana.

— Eres un buen chico, gracias por cuidar de ella. — le dijo Stiles con diversión al ver como el moreno había saltado levemente.

— ¿Cómo te sientes?

— Cansado y un poco adolorido, pero bien... creo. Ya te diré en unas horas que pase el efecto de los medicamentos.

Boyd sonrió levemente.

— No debiste retar a Kate, debiste decirle lo que quería.

— Eso no iba a pasar. — miró de manera seria al menor — Jamás los traicionaría sin importar si soy manada o no, jamás lo haría.

— Me imaginé que dirías eso. — tomó a la chica y la recostó en el pequeño sofá para luego sentarse donde antes estaba Erika — Nos preocupaste mucho, estabas herido y perdiste mucha sangre, cuando llegamos aquí estabas en un estado casi anémico. Melissa dijo que estaba sorprendida lo mucho que habías soportado. Las técnicas de Kate son utilizadas con prisioneros de guerra, la mayoría de las personas sin entrenamiento no las toleran.

— ¿Desconfías de mí?

— Si fueras otra persona sí, pero no. Confío en ti, Stiles.

— Pero...

— Pero no sé cómo lo haces. Hablar contigo es como hablar con alguien mayor, alguien con mucha experiencia... No sé. Solo tengo curiosidad por saber quien realmente eres.

Stiles sonrió levemente.

— Tienes buenos instintos, no los ignores. — miró de nuevo a la ventana — Quien sabe quien sea, quien sabe que tanto oculto. Solo te puedo asegurar que jamás haré algo para dañarte o a la manada, soy leal a las personas que llegó a querer y ya me encariñé con todos ustedes.

Boyd sonrió levemente.

No volvieron a hablar, pero su compañía era lo único que necesitaban.

Boyd aprendió esa mañana que no importa cuantas preguntas tuviera Stiles jamás le daría respuestas sino quería dárselas y estaba bien con eso.

*

Noah sonrió con cariño al ver a su hijo reír levemente alrededor de los lobos. Había despertado y estaría bien para irse a casa en dos días. Melissa le comentó que querían mantenerlo en observación para ver si su corazón no había sufrido algún daño permanente por las descargas eléctricas.

— Lamento no haber podido cumplir mi promesa, Noah. — le dijo Jeremy con tristeza.

El humano sonrió con cariño y se permitió recargarse sobre el hombro del Hale.

— Esta bien, no había nada que pudiéramos hacer. Mica esta a salvo y en casa, lo encontramos. No fue tu culpa, fue de los Argent.

— Aún así... Yo te lo prometí y no lo cumplí.

Noah sonrió.

— Sé que hiciste todo lo posible por protegerlo, Jer. No estoy enojado, sabía que estás cosas podían pasar al involucrarnos con los sobrenatural.

— ¿Te arrepientes de volver?

— No. Gracias a Derek tengo a mi princesa y la tendré por mucho tiempo y hace tiempo que no veía a mi pequeña travesura tan feliz. No me arrepiento de volver, más bien estoy más que agradecido por todo lo que han hecho por nosotros.

Jeremy sonrió y disfruto del olor junto con la calidez del humano. Le alegraba tanto que volviera. 

Los Hijos del SheriffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora