4. La criatura

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Más sobrevivientes muestran síntomas de un tipo de cáncer de tiroides.

Hemos acelerado la cura del cáncer. Aunque aún no damos con la solución definitiva, nuestra esperanza está puesta en la vacuna R para frenar el avance del carcinoma.

Hemos probado la vacuna en 44 pacientes. Los primeros signos son alentadores.

Lamentablemente hay efectos secundarios: algunos han desarrollado bultos en la espalda. Sus voces también cambian, no solo se vuelven roncas, sino que en algunos casos suenan como gorgoteos.

Aquellos que no reaccionaron bien han mordido a dos doctores y un enfermero en un ataque de rabia. Los hemos tenido que separar para proteger a los demás y entender mejor lo que está sucediendo.

28 de diciembre, 2026

Proyecto Alice

No recordaban haber corrido tanto. Y la sensación de vértigo la mareaba.

«¿Es que acaso podían respirar ese aire?»

No estaba acostumbrada a la superficie, era como escalar en el punto más alto de Subterra y aun así no poder respirar.

—Rápido.

Helene hubiese querido que Ezekiel se volviera y decirle unas cuantas cosas, de igual manera ya habían comenzado mal, pero solo podía utilizar sus pulmones para una sola cosa en ese momento. Correr.

Debió haber escuchado a su padre cuando le decía que la preparación física era importante, pero nunca mostró curiosidad por usar aquellas bandas donde corría Dimitri día y noche. Él podía pasarse la vida entera esculpiendo su cuerpo, ella prefería esculpir su mente.

El sudor bajaba a lo largo de su espalda, empapando su traje ajustado, un diseño único en comparación con el de River. El suyo era de un tejido de nylon resistente al fuego, una petición especial de su padre, fabricado en el norte de Subterra. El aire le faltó de repente, obligándola a inclinarse y apoyar las manos en las rodillas, mientras un dolor agudo, parecido a un cólico, se clavaba en sus costillas. Fue entonces cuando River pasó a su lado, ofreciéndole unas palmaditas de aliento en la espalda, sin detenerse.

—¿Por qué te detienes? —Ezekiel había vuelto a materializarse ante ella, visto desde abajo, sus contornos se recortaban contra el cielo de una manera imponente. Pero no le concedería el triunfo de verla desfallecer. Con un esfuerzo que no mostró el cólico en sus costillas, se irguió y elevó su mentón.

—Llevamos una hora corriendo.

—¿Y? —Su voz fue un latigazo, rápido y despiadado —¿Es demasiado para ti? Si te mueves más rápido, disminuyes las probabilidades de morir.

—Al final, eso es lo que deseas, ¿no es así? Porque soy una Viggardi.

En el espacio entre ellos, se libraba una guerra de miradas y ella no sería la primera en desviar la vista. Ezekiel, con ese porte tan intimidante, parecía el candidato perfecto para ser su verdugo. Pero no era simplemente que su rostro pareciera letal, no, su presencia era como la radiación, una mezcla tóxica de fuerza bruta y poder indomable que dejaba a su paso una estela de destrucción.

—Dilo ya —exigió Helene— ¿Mi padre se llevó a uno de los tuyos y ahora ardes en deseos de venganza?

El pecho de Ezekiel se alzó y cayó con una rapidez que delataba su lucha por mantenerse indiferente.

—No tienes ni la más remota idea de lo mucho que deseo que sigas con vida —confesó como si cada palabra le costara un pedazo de su alma—. Así que mueve ese bonito trasero, princesa.

El Proyecto Alice (ONC 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora