"Era previsible que la adaptación llevaría tiempo, pero no esperábamos que tomara casi doscientos años. Los habitantes originales de Subterra lucharon por acostumbrarse a un estilo de vida ajeno, sin comprender completamente el sacrificio que estaban haciendo por el futuro de la humanidad. Algunos, en su desesperación, intentaron escapar, lo que nos obligó a tomar medidas drásticas: la implantación de un chip en el brazo derecho de cada individuo."
10 de diciembre, 2200
Proyecto Alice
—Helene —llamó River, tocando suavemente la puerta de su amiga. No hubo respuesta. —Te traje algo de comer. Tienen galletas de verdad, como las de los libros.
Soltó un suspiro prolongado mientras miraba el plato que sostenía, adornado con dos galletas enormes repletas de pedacitos de chocolate y otros ingredientes que él consideraba lo mejor de la vida. «Mi madre las habría amado», un escalofrío recorrió los vellos de sus brazos al recordarla. Desde que había visto la cabeza del General Valentine, no podía dejar de pensar en ella.
«¿Estaría bien? ¿Cómo había reaccionado al darse cuenta de que no había regresado?».
River lanzó una mirada cautelosa a ambos lados del largo pasillo, tanta pulcritud lo ponía nerviosismo. No obstante, lo que realmente le incomodaba era el ambiente desolado y frío que impregnaba el lugar. Las habitaciones no estaban mal; de hecho, la suya era más cómoda que cualquier alojamiento en Subterra. Era sencilla, con una cama inmaculadamente blanca que medía su nivel de oxígeno al despertar y lo saludaba como si cada día fuera el más maravilloso de su vida.
La vestimenta tampoco dejaba mucho que desear. En Subterra, siempre se había visto obligado a vestir de gris, y no fue hasta que se vio a sí mismo vestido de negro de pies a cabeza que comprendió lo bien que ese color resaltaba sus rasgos. El negro le sentaba sorprendentemente bien, y eso le daba un pequeño consuelo en medio de la rigidez y el frío del nuevo entorno.
Y el comedor... el comedor era como una visión de otro mundo, las mesas de metal pulido se extendían a lo largo de la estancia, cargadas con bandejas de alimentos que nunca había imaginado probar. Aunque no eran como los festines de los antiguos vídeos que miraba —donde enormes pavos eran devorados sin remordimientos y la comida se podía desperdiciar—, para él cada bocado era extraordinario.
La primera noche, se metió en su cama y las lágrimas corrieron por sus mejillas. Lloró no solo por el contraste abrumador entre la abundancia del comedor y la escasez de su hogar, sino por el recuerdo punzante de su madre. Muchas noches había sacrificado su propia ración para que él no se acostara con hambre. De haber sabido que los rebeldes tenían comida, hace mucho hubiera dejado Subterra.
La segunda noche, su cuerpo rechazó cruelmente la carne y los vegetales a los que no estaba acostumbrado. Vómitos y una diarrea implacable lo mantuvieron despierto. Pero para la tercera noche, su sistema comenzó a adaptarse, y su malestar se disipó. Nadie cuestionó su estado, nadie lo miró con lástima o curiosidad. Fue aceptado entre ellos como si siempre hubiera pertenecido a ese lugar, como si siempre hubiera sido uno más. Podía comprender por qué alguien que saliera a la superficie no regresaba a Subterra, porque de alguna manera él ya no pertenecía allí.
—Bien —dijo él, deteniendo su nudillo justo antes de intentar tocar de nuevo—. Las dejaré aquí y... ¿sabes qué? Mejor me las llevo porque están deliciosas y ya hace varios días que te traigo comida que no te comes—. Bajó la mano y tomó una galleta del plato y le dio un mordisco antes de continuar hablando—: Saben a lo mejor del mundo...
Pero River no tenía la crueldad para dejar a Helene sin disfrutar de algo así; después de todo, compartir la comida —o matar por ella— era una costumbre muy arraigada. Así que, resignado, dejó el plato frente a su puerta, tocó una vez más y se alejó con la otra galleta en la mano. Una para su amiga, una para él.
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El Proyecto Alice (ONC 2024)
Science FictionLa supervivencia es solo el comienzo. Dos siglos después del holocausto nuclear que devastó la Tierra, la humanidad se aferra a la vida en Subterra, la última civilización. Un mundo dividido en castas, donde nadie es libre para amar o decidir. He...