3. Superficie

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Para el 2024, cuatrocientos cuarenta y ocho reactores nucleares se encontraban en marcha, distribuidos en 31 países. Cincuenta y ocho más se hallaban en construcción. Todos juntos abastecían el 11% de la electricidad del planeta.

Cuando llegó la noche del 21 de abril del 2025, las plantas nucleares de Japón, Canadá, Ucrania, Corea del Sur, Francia y China se apagaron de golpe.

De la nada, los núcleos empezaron a calentarse. Los sistemas que debían mantener todo fresco y seguro empezaron a fallar. A pesar de que los reactores estaban armados contra terremotos y viejos errores, no fue suficiente. El calor aumentó hasta que el núcleo de cada reactor no pudo más y estalló, liberando un desastre nunca visto.

La mañana del 22 de abril, la atmosfera recibió la radiación equivalente a dos mil bombas atómicas similares a Hiroshima.

16 de marzo, 2026

Proyecto Alice

    Era evidente lo que pasaba por la mente de Helene, especialmente cuando se pegaba de esa forma al cuerpo de Paxton. La forma en que su respiración se volvía irregular, mezclada con sudor y ansiedad, hacía que se aferrara con fuerza a la única camiseta que él consideraba decente.

—Estaremos bien, Hely —susurró, tratando de enfocar su mirada mientras la quinta escotilla se cerraba detrás de ellos.

Las plataformas funerarias debían atravesar varias entradas antes de alcanzar la superficie, era parte del protocolo de seguridad en Subterra. Los intrincados túneles se extendían cientos de metros bajo ellos.

—Deberíamos regresar —propuso el joven de cabellos dorados.

—¿En serio? —Paxton se quitó su mascarilla, notando que el rubio no mostraba signos de querer usar la suya—. Está bien, regresemos. Te empujaré hacia esa cosa y escaparé mientras te devora.

—No podemos retroceder —insistió Helene—. Lo que vimos... Oh, Dios, ese pobre hombre...

—Entonces no hay vuelta atrás —replicó Paxton zanjando el tema—. Dime, ¿cómo te llamas?

River le lanzó una mirada cargada de poco interés.

—Soy Rodrigo Ignacio Valerio Espinoza Rodríguez, pero puedes llamarme River.

—Tus iniciales —Helene sonrió bajo su máscara—, te he visto por ahí.

—Y yo a ti.

Unas arrugas se dibujaron en la frente de Paxton.

—Lo mejor sería ponernos las mascarillas.

Las paredes rezumaban humedad y un musgo verde se arrastraba por la superficie, como si intentara escapar. River soltó un murmullo sorprendido, justo antes de que su mascarilla barata ocultara su expresión. Las máscaras de calidad, como la que llevaba Helene, eran un lujo que sólo los más privilegiados podían permitirse.

La plataforma comenzó a gemir, emitiendo chirridos y crujidos metálicos que se clavaban en sus oídos. Sobre sus cabezas, una placa de tres metros de grosor se retraía con lentitud, revelando un torrente de luz cegadora. La claridad no era como la de las bombillas enfermizas de Subterra, sino una fuerza viva.

El Proyecto Alice (ONC 2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora