Sin sentido

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Tatiana no se creía que él anduviera con esas jugarretas.
Tal vez Danco no sabía lo que le estaba provocando a su cuerpo, pero ella sí, y tenía que encontrar una forma para pararlo.

Si seguía de esa manera, ella temía que terminaría creyéndole toda la sarta de estupideces que se inventó, con tal de que hiciera que esas sensaciones perduraran en su cuerpo.

Se siente tan bien... ¿por qué tiene que estar loco?

Supo que ese hombre hubiese podido derribar todas sus barreras y convertirse en alguien importante, si la realidad fuese otra.
Algo le decía que el era uno de esos hombres que cambian la vida de una mujer por completo, y la hacían volver loca de pasión.
Y Tatiana jamás se atrevió a soñar con alguien así. Ella se habría conformado con un tipo normal, que tal vez trabaje en una oficina.

Danco se levanta de la silla de madera y camina en silencio hasta la puerta del baño entreabierta.

¿Qué hará...?

Luego la cierra con un suave click, dejándolos completamente a oscuras.
Las cortinas que antes dejaron entrar luz, ahora están cubriendo completamente la ventana.

Se dirigió al guardarropa y lo abre, observando la variedad de prendas que allí almacenaba.
Pasó su mano por algunas , buscando o eligiendo algo de su gusto, ella no sabía. Pero no se decidió por ninguna.
Tatiana lo vio allí parado de espaldas a ella debatiéndose.

Él se debió haber llevado una decepción, pensó.

Lo que predominaba en su guardarropas eran pantalones, camisas, y zapatos no muy bonitos, más que los que usaba en el trabajo.
Podrías encontrar algo lindo y sexy si te esforzabas, pero esa prenda ya debería estar vieja y pasada de moda.

La última vez que compro ropa nueva había sido hace un año, y a duras penas guardaba algo de dinero para comprar bragas y sostenes, o cera para depilarse el cuerpo.

Verse demasiado bonita y lookeada era un lujo que no se podía permitir, al menos mientras pasaba por esa situación difícil.

-Te llevaré de compras. - habla distraído, mientras toma los zapatos negros de trabajo en su mano, y los mira con desinterés.

-¿No te gusta mi ropa? -. La forma en la que él estaba actuando ahora le pareció de lo más extraño.
Querer llevarme de compras luego de haberme secuestrado en su propia casa.
Le pareció algo que solo un chiflado haría, ya que él sería descubierto e iría tras las rejas en cuanto me sacara de fuera.
No iba a desaprovechar esa oportunidad de librarse de él.

Danco no contesta mientras deposita los zapatos de nuevo donde estaban.
-¿Qué tienes aquí? - señala otras gabetas pequeñas donde guardaba ropa interior y medias.

No quería que fuera allí. No porque me avergonzara, ya que conservaba algunas prendas bonitas. - Mi ropa interior.

Lo que temía sucedió.
Él fue directamente allí.
Tatiana suspiró mientras se recogía el cabello en un moño en la cima de su cabeza.

La mano de él fue volando a abrir el pequeño compartimiento.

¿Qué esperaba? Hombres

Lobo o no, él actuaba como un hombre.
Tomó varias de las prendas examinandolas en su mano, comprobando la textura y forma de algunas.

Está tan oscuro aquí... apenas puedo verlo.

La penumbra estaba comenzando a molestarle, tener que adaptar la vista para poder captar movimiento era horrible, y sus ojos no estaban acostumbrados a eso.

Él parece que si... ya que se mueve y toca con precisión... como si viera en la oscuridad...
Glup..
¿Cómo es posible?

-Tu ropa interior es bonita - levanta un tanga negro en su mano - especialmente éste. Pontelo ahora.

Acorralada por el Lobo#1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora