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𝑁𝑜 𝑠𝑜𝑦 𝑦𝑜.
ᴬᵘᵈʳᵉʸ

Hoy había quedado con Ethan Evans, si el cantante y eso. Tengo miedo, no sabía que hacer cuando esté con él. mi corazón todavía amaba a Theodore pero ya vivimos lejos y no somos amigos.

Me puse una chaqueta roja, un top negro y unos pantalones jeans con estrellas rojas, de repente entro Eros, mi hermano, y me vio de arriba a abajo

—a donde vas así vestida?—dijo mientras me interrogaba.

—voy con un chico a una fiesta, por?-dije confusa casi nunca me hace pregunta de ese tipo

—pensé que te ibas quedar hoy en casa para jugar juegos de mesa conmigo, es que mañana tomaré un avión hacia U.S.A-
me dijo penoso

—QUÉ MIERDA!? PORQUE NO ME DIJISTE, DIOS NO, NO, PORFAVOR NO TE VAYAS.-le dije desesperada entrando en pánico, puse mis manos detrás de mi cuello apuntó de llorar

Eros me miró con sorpresa ante mi reacción, sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y comprensión. Se acercó lentamente y puso una mano reconfortante sobre mi hombro, tratando de calmar mi angustia.

—Lo siento, Evie. No quería arruinarte tu noche. Pensé que tendrías planes más emocionantes que pasar tiempo con tu aburrido hermano —dijo con una sonrisa triste.

Dejé escapar un suspiro, sintiendo el peso de la realidad caer sobre mis hombros. Por un momento, había olvidado todo excepto mi propio dolor y preocupación. Me sentí egoísta y culpable por no haber prestado atención a las necesidades de mi hermano.

—Lo siento, Eros. No debería haber reaccionado así. Estoy feliz de pasar tiempo contigo esta noche. Además, no quiero que te vayas —respondí, luchando por contener las lágrimas que amenazaban con escapar.

Eros me miró con ternura y me dio un abrazo reconfortante. Sentí el calor de su amor envolviéndome, recordándome que, a pesar de todo, siempre tendría a mi hermano a mi lado.

—Está bien, Evie. No te preocupes por mí. Voy a extrañarte también, pero sé que tienes que seguir adelante con tu vida. Y tal vez, solo tal vez, esta noche podríamos tener nuestra propia fiesta de juegos de mesa, ¿qué dices? —propuso con una sonrisa.

Asentí con una sonrisa agradecida, sintiendo un atisbo de alegría en medio de la tristeza. Sabía que extrañaría a mi hermano más de lo que podía expresar con palabras, pero también sabía que juntos podríamos superar cualquier desafío que se interpusiera en nuestro camino.

Con el corazón un poco más ligero, nos dirigimos hacia la sala de estar, listos para compartir una noche de risas, juegos y recuerdos que atesoraríamos para siempre en nuestros corazones.

Pasamos el resto de la noche inmersos en el mundo de los juegos de mesa, riendo, bromeando y creando recuerdos que se convertirían en tesoros en los días venideros. Cada tirada de dados y cada movimiento estratégico nos acercaba más, fortaleciendo el vínculo especial que compartíamos como hermanos.

A medida que avanzaba la noche, el tiempo parecía deslizarse entre nuestros dedos, y pronto llegó el momento de enfrentar la realidad de la despedida. Nos abrazamos con fuerza, sabiendo que este momento marcaría el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, separados por la distancia pero unidos por el lazo indestructible del amor fraternal.

Al despedirme de Eros en la puerta, sentí un nudo en la garganta y un vacío en el pecho. Sabía que extrañaría su presencia, su risa contagiosa y su inquebrantable apoyo. Pero también sabía que este no era un adiós definitivo, sino simplemente un hasta luego.

Con un último vistazo a mi hermano, me alejé con determinación, lista para enfrentar lo que el destino tenía reservado para mí. La noche estaba en su apogeo y yo tenía un compromiso que cumplir: mi encuentro con Ethan Evans, el cantante famoso que había acordado encontrarme.

Caminé por las calles iluminadas por las luces de la ciudad, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo revoloteando en mi estómago. No sabía qué esperar de esta cita inesperada, pero estaba decidida a enfrentarla con valentía y determinación, lista para abrirme a las nuevas experiencias que la vida tenía para ofrecer.

Con el corazón latiendo con fuerza en el pecho, me dirigí hacia mi destino, lista para enfrentar lo desconocido con la esperanza de que el futuro me reservara sorpresas emocionantes y momentos inolvidables.

Antes de enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora