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𝑩𝒆𝒔𝒐𝒔 𝒆𝒏 𝒈𝒖𝒆𝒓𝒓𝒂
ᵀʰᵉ́ᵒᵈᵒʳᵉ


Cada vez que pienso en Audrey, es como si el pasado y el presente chocaran en un torbellino de emociones. Solíamos ser amigos cercanos, compartiendo risas y secretos en los pasillos de la escuela. Pero ahora, todo eso parece tan lejano.

Estoy sentado en mi habitación, a miles de kilómetros de distancia de ella. La distancia física entre nosotros parece insignificante en comparación con la brecha emocional que nos separa. Estamos en guerra, pero no con palabras ni gestos, sino con el silencio y la distancia.

Recuerdo los días en los que nuestras risas llenaban los pasillos y nuestros corazones latían al unísono. Pero algo cambió, algo se rompió entre nosotros, y ahora nos encontramos en lados opuestos de un abismo emocional.

Cada vez que cierro los ojos, puedo sentir su presencia, como un eco lejano en mi mente. ¿Cómo llegamos a este punto, donde nuestros corazones están tan distantes el uno del otro? Las palabras no dichas pesan en mi pecho, pero el orgullo y el dolor me impiden hacer lo que sé que debo hacer.

A veces, me pregunto si ella siente lo mismo, si también está luchando con sus propios demonios y deseos no expresados. Pero cada vez que intento acercarme, siento el muro que ella ha construido a su alrededor, una barrera impenetrable que me deja atrapado en un mar de incertidumbre y anhelo.

Y así, nos encontramos en esta guerra silenciosa, donde los besos son armas que nunca se lanzan y los corazones son prisioneros de su propio orgullo. Pero en medio de toda esta confusión y dolor, aún conservo la esperanza de que algún día, encontraremos la manera de derribar los muros que nos separan y reconciliarnos con los susurros de un beso perdido en el tiempo.

Las noches se vuelven más largas cuando la única compañía es el eco de los recuerdos compartidos. Me sumerjo en la nostalgia de tiempos pasados, reviviendo momentos con Audrey que parecen tan vívidos en mi mente como si ocurrieran ayer.

Recuerdo las tardes de verano paseando juntos por el parque, con el sol bañando nuestros rostros y nuestras risas llenando el aire. Audrey siempre tenía una forma única de iluminar incluso los días más oscuros con su sonrisa contagiosa y su espíritu lleno de vida.

Pero ahora, cuando cierro los ojos, solo veo su rostro alejándose, sus ojos evitando los míos, como si temiera el poder de nuestras miradas entrelazadas. Me pregunto qué pasó entre nosotros para que llegáramos a este punto de no retorno, donde cada palabra no dicha se convierte en un muro más alto entre nosotros.

Intento recordar los momentos felices, aferrándome a la esperanza de que todavía haya una oportunidad para nosotros, pero la realidad cruel de nuestra situación me golpea con fuerza. Estamos atrapados en una danza de orgullo y dolor, incapaces de romper el ciclo destructivo en el que nos hemos sumergido.

Cada día que pasa sin ella a mi lado se siente como una eternidad, una eternidad llena de preguntas sin respuesta y promesas rotas. ¿Cómo llegamos a este punto, donde dos corazones que una vez latían al unísono ahora están tan distantes el uno del otro?

Me pregunto si piensa en mí como yo pienso en ella, si también se encuentra perdida en un mar de recuerdos y arrepentimientos. Pero el miedo a enfrentar la verdad, a confrontar los demonios que nos separan, parece ser más fuerte que cualquier deseo de reconciliación.

A veces, en medio de la noche, me encuentro susurrando su nombre en la oscuridad, como si el simple acto de decirlo en voz alta pudiera traerla de vuelta a mí. Pero sé que no es tan fácil, que hay heridas que deben sanar antes de que podamos intentar reconstruir lo que una vez tuvimos.

Y así, me encuentro atrapado en una guerra interna, luchando contra mis propios miedos y deseos mientras sigo adelante en este camino solitario. Pero en lo más profundo de mi corazón, aún albergo la esperanza de que algún día, en algún lugar, nuestros caminos se crucen de nuevo y podamos encontrar la paz que tanto anhelamos en los brazos del otro.

Por ahora, seguiré viviendo en la sombra de los recuerdos compartidos, buscando respuestas en los susurros del viento y en los destellos de estrellas en el cielo nocturno. Y aunque el camino hacia la reconciliación puede ser largo y difícil, estoy dispuesto a recorrerlo si eso significa tener otra oportunidad de encontrar la felicidad junto a Audrey.

fui a ver mi libreta de canciones todavía tenía espacio para una más y escribí

"Besos en guerra" me encantaba como se escuchaba el título, entonces ya estaba listo para publicar todo el nuevo álbum les dije a los del grupo y estuvieron de acuerdo conmigo, así que ese álbum es de amor y desamor todo junto.

Antes de enamorarme Donde viven las historias. Descúbrelo ahora