Pasaron algunos años desde aquel inolvidable encuentro en el aeropuerto, y la relación entre Audrey y Theodore solo había florecido más con el tiempo. Compartieron innumerables momentos de amor, complicidad, y aventuras, pero el capítulo más especial de sus vidas estaba a punto de comenzar: su boda.
La boda tuvo lugar en una hermosa finca rodeada de montañas y flores silvestres, un lugar que ambos habían escogido con cariño. Audrey, radiante en un vestido de encaje blanco, caminaba hacia el altar mientras el sonido suave de las cuerdas de un cuarteto llenaba el aire. Su hermano, Eros, caminaba a su lado, dándole un suave apretón de manos en señal de apoyo.
Theodore, vestido elegantemente, esperaba al final del pasillo con una mirada llena de amor y emoción. A su lado, su hermana Evangeline sonreía orgullosa. Los hermanos de ambos, quienes habían sido testigos del inicio de su relación, no podrían estar más felices por ellos.
El momento en que Audrey y Theodore intercambiaron votos fue profundo. Ambos se prometieron amor eterno, respeto, y aventuras conjuntas, con la certeza de que no importaba lo que viniera, estarían juntos. Las miradas que se cruzaron hablaban de todo lo que habían vivido y de lo que les quedaba por vivir.
Tras la ceremonia, la fiesta fue un reflejo de lo que ambos eran: íntima pero vibrante. Evangeline y Eros dieron discursos emocionantes, recordando anécdotas de infancia y momentos clave en la relación de la pareja. Los invitados rieron, aplaudieron y algunos lloraron de la emoción, mientras la música y el baile llenaban la noche.
A medida que los años pasaron, Audrey y Theodore no solo disfrutaron de su vida juntos, sino que formaron una familia. Tuvieron dos hijos: una niña llamada Sofía y un niño llamado Alexander. Sofía heredó el espíritu aventurero de Audrey, mientras que Alexander tenía la misma calma y determinación que Theodore.
Eros y Evangeline, ahora tías y tíos devotos, estaban muy presentes en la vida de Sofía y Alexander. Eros les enseñaba a explorar la naturaleza y disfrutar de las pequeñas cosas, mientras Evangeline les contaba historias de las travesuras que Audrey y Theodore habían hecho cuando eran más jóvenes.
La casa familiar de Audrey y Theodore estaba siempre llena de risas, juegos y conversaciones profundas sobre la vida. A menudo, se encontraban sentados bajo el cielo estrellado, recordando los momentos que los habían llevado a donde estaban ahora, agradecidos por el amor que habían construido juntos.
Y así, con sus hijos creciendo y su amor fortaleciéndose cada día más, Audrey y Theodore vivieron felices, sabiendo que, sin importar lo que el futuro les trajera, siempre enfrentarían cada reto, cada aventura y cada nuevo amanecer juntos.
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Antes de enamorarme
FanfictionAudrey Black había vivido toda su vida en el mundo de las apariencias y el glamour. Por fuera tenía todo lo que un adolescente podría desear: fama, fortuna, un grupo de amigos leales y un amor soñado, pero dentro de su corazón el brillo y la color q...