CAPÍTULO 3

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El reloj marcaba apenas diez minutos desde el inicio de la clase cuando Matt dejó escapar un suspiro de alivio. "Genial, no tenemos profesor", exclamó con entusiasmo. Sin embargo, yo respondí con calma: "No cantes victoria, solo han pasado diez minutos".

"No se diga más, déjame dormir un poco", bostezó Matt, reclamando su derecho a un breve descanso.

"Este chico nunca cambiará", pensé mientras me ponía a observar por la ventana. De repente, escuchó a dos chicas hablando al fondo del salón.

Genial Sara!, no conocemos a nadie", dijo una de ellas con tono preocupado.

"Vamos, Ana, no te preocupes. Después te acostumbrarás", intentó tranquilizarla.

"Sabes que soy muy tímida y me cuesta hablar con personas que no conozco", admitió Ana con sinceridad.

Con una sonrisa, Me levantó y me acercó a ellas. "Hola chicas, soy Alex", les saludó, dejándolas sin palabras por un momento.

"Y-yo soy Ana", respondió finalmente, sorprendida por el repentino acercamiento.

"Sara, mucho gusto", añadió la otra chica, ofreciendo una sonrisa amistosa.

"Son nuevas, ¿verdad? Casi ni las había sentido", comento, tratando de hacerlas sentir más cómodas.

"¿Y qué con eso?", preguntó Sara, intrigada por su actitud.

"Que nadie las va a notar", respondí con seguridad, acercándose aún más a su rostro.

"¿Y por qué tú nos notaste?", inquirió Sara, sorprendida por su audacia.

"Porque las escuché y quise ser cool", susurro, soplándole el rostro antes de alejarse. "Ya sabes, soy Alex. Cualquier cosa, me dicen", agrego con un guiño antes de retirarse.

"P-pero ¿qué le sucede?", balbuceó Ana, desconcertada por la repentina aparición de Alex.

Riendo para sí mismo, regreso a mi asiento. "Ya veo que me llevaría bien con esta chica", pienso mientras me acomodaba.

Poco después, el profesor de biología entró en el aula, dando inicio a la clase con un sermón sobre la importancia de la puntualidad. Matt, siempre dispuesto a contradecir, no tardó en responder: "Pero fue usted quien llegó tarde".

El murmullo de aprobación de sus compañeros llenó el salón mientras que yo observaba con una sonrisa. "Ya veo que nos vamos a llevar de maravilla", pensó el maestro al mirar a Matt.

Después de que termina la clase, los estudiantes se disponen a salir del salón cuando de repente se escucha un estruendo proveniente del pasillo. Algunos curiosos se acercan para investigar y descubren que una tubería de agua se ha roto, creando un pequeño charco en el suelo.

Entre los murmullos de los estudiantes preocupados, Le hablo a Matt  en tono bromista: "Bueno, parece que hoy el caos sigue nuestras clases hasta el final".

Matt, sin perder la oportunidad de responder con sarcasmo, replica: "Solo espero que no tengamos que nadar para llegar a casa".

Después de que sonara el timbre final de la clase, decidí acompañar a Matt a su casa para buscar la revancha del juego de ayer. Cuando llegamos, la madre de Matt, Deniss, ya estaba allí, recibiéndonos  con una sonrisa cálida en el rostro.

"¿Alex, estás aquí?", me saludó Deniss con amabilidad mientras dejaba mis cosas en la entrada.

"No, solo mi alma está volando por ahí", respondí con una pizca de humor, tratando de disimular mi nerviosismo por estar en su presencia.

"Qué gracioso", dijo Deniss con una risa suave. "Solo vine por unas cuantas cosas", añadió, indicando que se dirigía hacia la cocina.

Decidí acompañarla, aunque no estaba seguro de si debía quedarme o retirarme. Opté por terminar mi vaso de agua y tomar la decisión de marcharme.

"¿Te sientes incómodo, Alex?", preguntó Deniss al notar mi incomodidad mientras me acercaba para despedirme.

"No, porque ya me iba", respondí un tanto apresurado, tratando de encontrar una excusa para alejarme.

"¿Te vas tan rápido?", preguntó Deniss con una expresión de curiosidad, acercándose un poco más.

No supe cómo responder y opté por salir del apuro con una sonrisa nerviosa antes de despedirme y partir hacia la puerta.

"¿Estás bien, Alex?", me preguntó Matt al notar mi gesto preocupado mientras nos dirigíamos hacia su habitación.

"Sí, todo bien. ¿Pasó algo?", respondió tratando de aparentar normalidad, aunque en realidad me sentía un tanto desconcertado por la situación con Deniss.

"No, solo decía...", comentó Matt, pero decidí cambiar de tema rápidamente para evitar profundizar en el tema.

"¿Vamos a jugar ese juego de nuevo?", propone, desviando la conversación hacia algo más ligero.

Al finalizar la partida, me di cuenta de que no había logrado concentrarme del todo en ganar. Cuando el reloj marcó las 6:00 pm, me despedí de Matt y me dirigí a casa, con la pregunta persistente en mi mente: ¿Qué querrá esa mujer?

~

A la mañana siguiente, todo soñoliento y cansando por aver dormido hasta tarde, al llegar a la entrada del instituto cuando visualizo a Sara con su amiga. Decidí acercarme, decidido a provocar un poco de diversión.

"Buenos días", saludé con una sonrisa, pero sus miradas me recibieron con escepticismo y cierta hostilidad.

"¿Qué quieres?", preguntó Sara con una expresión de desconfianza.

"Así le hablas a tu querido amigo Alex", respondí con un tono juguetón, tratando de romper el hielo.

"¿Amigos?", preguntó ella con incredulidad, mientras su amiga observaba la escena con curiosidad.

"Sí, amigos", afirmé con una sonrisa traviesa, añadiendo: "Y lindo, por cierto", provocando un ligero rubor en sus mejillas.

"Ya me voy", dijo ella, intentando alejarse, pero decidí detenerla.

"A dónde vas", le pregunté, agarrándola suavemente del brazo, pero ella se soltó con determinación.

"Suéltame", exigió con firmeza, pero no pude resistir la tentación de seguir provocándola.

"Tranquila, bonita", la acorralé suavemente contra el casillero, disfrutando de su nerviosismo, "después serás tú la que quiera que te agarre", le susurré al oído antes de tirarle un beso y marcharme, dejándola con un berrinche que solo alimentaba mi satisfacción.

Alex: 1 - Sara: 0

Más tarde, en la clase de biología, el aburrimiento me invadió mientras el profesor nos echaba un sermón sobre puntualidad y responsabilidad. De repente, varios golpes en la puerta interrumpieron la monotonía y el profesor se encontró con una sorpresa inesperada.

"Señor Matt, ¿estas son horas de llegar?", reprendió el profesor, pero la respuesta de Matt fue aún más sorprendente.

"Profesor, ¿y usted cree que hacer un polvo en el baño es fácil? Venga, déjeme enseñarle cómo hacerse un rapidito", bromeó Matt, provocando risas entre los compañeros y dejando al profesor sin palabras.

Una hora más tarde, cuando el profesor finalmente se marchó, decidí pasar el tiempo molestando a Sara, quien parecía estar en un estado constante de incomodidad cuando estaba cerca de mí.

"¿Qué quieres ahora?", preguntó Sara, con una mezcla de irritación y curiosidad en su voz.

"No puedo resistirme a mirar tu lindo rostro", respondí con una sonrisa traviesa, acercándome a ella de manera deliberada.

"Qué gracioso", dijo ella con sarcasmo, pero yo no me dejé intimidar.

Me acerqué más, notando cómo su respiración se volvía más agitada. "¿Qué haces?", preguntó, nerviosa.

Seguí acercándome, sin detenerme, hasta que estuve tan cerca que rozé sus labios. Luego, me separé, dándole un suave beso en el cachete.

Ella soltó una bocanada de aire, claramente desconcertada por mi atrevimiento, pero yo simplemente reí al ver su reacción. Me encantaba hacerla sentir así.

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La Madre de mi Mejor Amigo. » ACTUALIZADA «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora