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⠀⠀─⠀¡No encuentro a Gilberta!
Fue lo primero que escuchó al otro lado de la linea. El sollozo que el pelinegro retenía al hablar activó los sentidos protectores de Satoru, quien se contuvo para no soltar cualquier barbaridad en una situación como esa.
Pero vamos, era Satoru, tan inoportuno como siempre.
⠀⠀─⠀¿No que no?
⠀⠀─⠀Esto es serio Satoru. Ya busque por toda la casa y no la encuentro ¿Y si escapo? Ay no ¿Y si le paso algo?
Los murmullos ininteligibles de Suguru hicieron a Satoru virar los ojos por milésima vez en el día. Se suponía que ese era su día libre, Suguru debía encargarse de todo ¡Él mismo se lo había dicho! Pero esta bien, él no es tan malo después de todo.
⠀⠀─⠀Tranquilízate. Estoy saliendo para tu casa, te ayudaré para buscarla.
⠀⠀─⠀Bien, no tardes.
Colgó la llamada soltando un sonoro suspiro de frustración. Bien, ahí se iba su tarde de videojuegos ¡Ahora tenía que ir a buscar a su hija perdida!
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⠀⠀─⠀¡Gilberta! ¡No sabes cuanto te extrañe!
⠀⠀─⠀Ni que hubiera desaparecido un dia Suguru, no exageres.⠀─⠀voceo viendo a la conejita ser alzada por un pelinegro que desprendía pura felicidad. Inconsciente Satoru gruñó mascullando.⠀─⠀apenas fue solo unas horas.
⠀⠀─⠀¿Cómo puedes hablar así? Le he agarrado cariño a la conejita ¿Acaso tu no?
Satoru hizo una mueca desconforme. Bien, puede que si le haya agarrado cariño a la conejita, y puede que apenas Suguru le contó lo sucedido, dentro de toda su forma socorrona de ser⠀─ y actuar ─⠀se haya sentido asustado por su desesperación. Puede.
⠀⠀─⠀Es una linda conejita.
Acarició la cabeza del animalito quien instintivamente cerró sus ojitos. Ambos chicos sonrieron enternecidos.
⠀⠀─⠀Lo es.
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