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⠀⠀─⠀Gilberta no quiere comer.
Un puchero se hizo visible en el albino al ser ignorado por el pequeño animalito. La conejita saltaba por toda la sala moviendo la naricita con curiosidad. Olfateando cada rincón al que se acercaba.
⠀⠀─⠀Le di de comer antes de que llegarás.
⠀⠀─⠀Oh, debe ser por eso.
Suguru lo miró recostar sus codos en sus piernas a la vez que posaba su cabeza en sus manos, manteniendo su mirada en Gilberta.
Las dudas iban y venían en la cabeza del pelinegro, volviéndose constantes las últimas semanas. Debatiéndose cada día si debería aclararlas.
Ese día, aprovechando la valentía con la que había despertado. Suguru, armándose de valor, decidió dejar las cosas claras de una vez por todas.
⠀⠀─⠀¿Satoru?⠀─⠀llamó, recibiendo un sonido monótono indicando que tenía su atención. Respiró hondo antes de soltar la pregunta, pidiendo que aunque sea por esa vez el albino dejara las bromas de lado y sea serio con respecto a su respuesta.⠀─⠀no quiero sonar maleducado pero ¿Qué haces aquí?
Aún con los codos en sus piernas, el nombrado dirigió su vista al pelinegro que se encontraba de pie en la entrada de la cocina, jugando con sus manos como símbolo de nerviosismo. Satoru jamás lo había visto así, Suguru siempre se mostraba imponente e incuestionable, con una seguridad que el albino en muchas ocasiones envidió.
Y ahora que lo tenía asi frente a él, se preguntaba si solo era una mascara que el otro aparentaba, o la situación realmente estaba siendo difícil de efectuar para el pelinegro. Satoru quiso saber más, quiso conocerlo más de lo que ya sabia.
⠀⠀─⠀¿Por qué? ¿Te molesta?
Ah ¿Eso sonó rudo?
⠀⠀─⠀No, no es eso. Solo... al inicio tu parecías no tener interés por nada de esto y por esa razón quedamos en algo.⠀─⠀soltó, irguiéndose en su lugar con el mentón elevado. Debía mostrar confianza al hablar, lo sea o no, él consideraba este un asunto muy importante.⠀─⠀ahora prácticamente vives en mi casa. Cocinas acá, comes acá, haces los deberes escolares acá.
> Solo hace falta que duermas aquí para suponer que efectivamente vives conmigo.⠀─⠀finalizó con un tono mordaz ante los ojos de Satoru que en todo momento se mostró tranquilo.
El albino soltó un sonoro suspiro antes de responder.
⠀⠀─⠀A mi no me molesta.
⠀⠀─⠀Ya se que no te molesta. A mi tampoco pero... es un cambio un poco brusco ¿No lo sientes así?⠀─⠀adquirió con notable duda.
Esta bien, Satoru también estaba de acuerdo con ese aspecto.
⠀⠀─⠀Puede que sea cierto, pero tengo mis razones.
⠀⠀─⠀¿Y cuales son? Si se puede saber.⠀─⠀extrañado, deshizo su porte firme y cruzó sus brazos, recostándose de lado a la pared. Vio a Satoru desviar su mirada al animalito que ahora descansaba junto a la mesa de centro. Sin emitir palabra alguna y con una expresión que detonaba una mezcla entre serenidad y confusión.
Los minutos pasaron y Suguru cansado del repentino silencio que se formó por parte de su compañero, avanzo dos pequeños pasos insistiendo.⠀─⠀¿Satoru?
El nombrado se dignó a verlo. Sus orbes azules que siempre resplandecían de felicidad y desinterés, ahora reflejaban angustia e inquietud. Suguru no puede negar que todo ese tiempo que lo tuvo presente, lo ayudo a saber y entender cuando el albino hablaba enserio.
⠀⠀─⠀Creo que me gustas.
Solo que esta vez, esperaba estar equivocado.
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