CAPÍTULO 4

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Mash le miró y sintió como su corazón latía con tanta fuerza que juraba que podía escucharlo, sus mejillas se calentaron por el sonrojo que se pinto en ellas y tomó al conejito para abrazarlo con suavidad mirando directamente a los ojos se Rayne, eran hermosos y lo hacían sentir una sensación tan cálida que realmente no sabía cómo describir, hubo silenció y fue un silencio que hizo a Rayne sentir nervioso, no sabía que estaba pasando ahora mismo por la mente de Mash, solo lo miro abrazando al peluche de conejito.

— Lo siento yo... – sintió que quizás lo hizo sentir incómodo.

— Me encanta. – sonrió con suavidad.

¡ Tan adorable !
Rayne sintió su cuerpo derretirse ante tan sonrisa, tan pura, tierna, hermosa y sincera, sabía que nunca se había equivocado cuando juro que Mash Burnedead era el ser más puro y bello sobre la tierra.
Rayne sintió como el muro de su corazón se rompía para darle paso a la calidez que Mash le brindan, se miraron por unos momentos hasta que volvieron con los demás, ambos se sentían de la misma manera pero eran demasiado tímidos para revelarlo en ese momento.

— Mash, volvieron. – les llamo Finn. – ¿Y eso?

— Esto... Rayne me lo dió. – miró a Finn. – ¿Es bonito verdad?

— Muy bonito. – se alegro, Rayne debía apurarse, Finn se moría por poder llamar cuñado a Mash.

Rayne se había quedado junto a Orter tratando de recuperar el aire, el de cabello oscuro le miraba con una expresión neutral, pero por dentro quería reír de Rayne por verlo así de sonrojado, era algo que jamás imagino que podría presenciar.

— ¿Una zanahoria para el susto? – dijo un poco juguetón.

— Cállate. – le miro.

— Y el amargado soy yo. – dijo dando una suave mordida a una papa frita.

Rayne miro en dirección a Mash que se veía muy feliz, este dirigió su mirada al bicolor y le sonrió con ternura, haciendo a este casi tener un ataque al corazón, la tarde corrió de los más normal posible pero Finn pudo notar algo, que hubo unos momentos en los que su hermano y su mejor amigo caminaban juntos se dirigían la palabra con más naturalidad, pese a ambos ser un poco inexpresivos la mayor parte del tiempo,solo se sonreían entre ellos, el Ames menor realmente se sentía muy feliz de poder presenciar tales escenas, en los últimos minutos todos rieron y comieron más, todos estaban realmente divirtiéndose, cuando llegó la hora el espectáculo de fuegos artificiales iluminó el cielo y todos se maravillaron ante ellos, la felicidad del grupo era contagiosa.

— lindo... – expresó Mash.– es la primera vez que veo algo así.

— ¿De verdad? – pregunto curioso Rayne, quien no podía creer que eso fuera posible. – ya veo... ¿Y te las has pasado bien hoy?

— Mucho, quiero... Que se repitan más tardes como está.

— se repetiran, ya verás... Toma. – le extendió una bolsa llena de panecillos.

— Gracias. – un detalle que Mash agradecía y apreciaría siempre, Rayne estaba siendo muy amable con el..

Rayne suspiró mientas veía que el chico pelinegro no apartaba la mirada del cielo, su corazón de conmovió al verle maravillado por algo que él ya había visto antes, miro hacía la mano libre de Mash y su propia mano queriendo tocarla y sostenerla, pero aún eres pronto y solo metió su mano en el bolsillo. Hoy había dado un paso con el y poco a poco podría ir revelando sus sentimientos, sentimientos que venían desde el pasado y jamás dejo que se apagarán.
De regreso, cada uno se fue quedando en sus casas hasta hasta que solo quedaron los hermanos Ames y los Madl junto a Mash.

Tu nombre. ( Rayne x Mash ) EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora