〖5 minutes ❏ Todoroki Enji〗

ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ¹

Una fémina de orbes color miel maldecía mientras lágrimas rodaban por sus mejillas, ella era Honda Hotaru la cual sentía que el miedo la consumía.

Una simple mujer sin kosei no era nada ante la situación en la que se encontraba y lo sabía perfectamente, después de todo Enji siempre se lo recordaba al llamarla débil con desprecio.

Oh, Enji... Su amado Enji. Llevaba enamorada de él desde hace 20 años, y exactamente esa era la cantidad de años que llevaba siendo la otra mujer en su vida, así es, ella era una simple amante aunque no le gustara admitirlo.

Ella sabía por qué su amado Enji había preferido a su esposa antes que a ella, pues ella era simple normal, sin kosei alguno con el cual impresionarle, no estaba a la altura del héroe número 1 y eso le carcomía la mente cada noche.

— Enji... Por favor llega.

Aquel susurro en forma de suplica salió de sus labios mientras cerraba sus ojos por un par de segundos y comenzaba a recordar momentos con el amado pelirrojo que la tenía hecha un desastre.

— Enji~ Es hora de despertar, debemos ir al trabajo.

La pelinegra besaba el pecho del mayor que simplemente gruñó con pereza antes de darle la espalda.

— Mi amor, vamos, tienes que levantarte. — Acarició su espalda y entonces el hombre volvió a darse vuelta para mirarla fijamente.

Aquella mirada la hizo sonreír, amaba sus ojos y el cómo la miraba, no podía descifrar qué sentía al mirarla, pero le gustaba verse reflejada en los bellos orbes del Todoroki.

— Ya te he dicho que no me digas así, Hotaru.

Al oír aquellas palabras con molestia la mujer apretó sus labios mientras sentía ciertas punzadas en su pecho, decidió que levantarse a preparar el desayuno era mejor idea.

— Enji... — Se apoyó en el marco de la puerta sin mirarlo. — Sabes que te amo ¿Verdad?

— Lo sé.

El silencio reinó y Hotaru bajó la mirada avergonzada de si misma, él ni siquiera le había dicho si la amaba de vuelta, igual que siempre.

Hotaru sonrió con lamento recordando aquella situación que muchas veces se repetía, aquellos recuerdos agridulces con Endeavor eran sus mayores tesoros, después de todo amaba al pelirrojo a pesar del dolor que le provocaba.

Amaba cada herida que se formaba en su corazón gracias a él.

Se preguntaba por qué a pesar de estar en aquella situación recordaba cosas tan lamentables, pero entonces la respuesta llegaba a ella: así eran todos sus recuerdos con aquel héroe, lamentables.

— Y él es en todo lo que pueda pensar ahora... — Suspiró escuchando los gritos despavoridos de la gente a su alrededor.

El criminal había asesinado a la persona a su lado.

Y ya había pasado un minuto.