Parte 2
¡Genial! Otro árbol. Llevo diez minutos viendo por la ventana y solo hay árboles. Para ser la primera vez que salgo de la mansión es decepcionante.
—¿Por qué mira con tanto detenimiento los alrededores?
—Hana es muy curiosa. Pensé que recordarías todas nuestras conversaciones sobre ella —madre interviene, con sus ojos rosados fijos en los celestes de padre.
—¡Es cierto! Ya lo recordé. —Padre sonríe con torpeza y aparta la mirada.
Acabo de comprobar quién manda en la relación. No lo culpo, hasta yo sentí miedo.
Haciendo a un lado a mis padres, por fin veo algo que no es un árbol: nos acercamos a un lugar rodeado por un gran muro.
Pasado unos minutos, el conductor del carruaje da un aviso:
—Su excelencia, en unos momentos entraremos a la ciudad de Interra.
—Agradezco el aviso —dice madre mientras acaricia mi cabello.
Al pasar la enorme puerta, no puedo contener la emoción y, sin darme cuenta, emito una especie de grito.
—¿Quieres ver la ciudad, Hana? —Padre me toma entre sus brazos. Él es más alto que madre, así que tengo un mejor ángulo de visión.
Esto se siente como viajar cien años atrás.
Lujosos carruajes, cada uno con su propio emblema distintivo, recorren las calles pavimentadas con adoquines de hormigón. Mientras tanto, familias elegantemente vestidas, similares a la de mis padres, caminan por las aceras En general, da la impresión de que vive gente rica en la ciudad.
La arquitectura es más compleja de lo que imaginé. Los edificios están construidos con una mezcla de hierro y cristal, siguiendo un estilo gótico que refleja un progreso más moderno que antiguo.
No sé qué está escrito en los letreros de las tiendas, pero puedo identificar lo que venden: ropa, comida, joyas, ¡incluso hay una cafetería!
A pesar de parecer ser una ciudad comercial, distingo a lo lejos una columna de humo de alguna especie de estructura, ¿serán fábricas? No logro distinguirlo bien a esta distancia.
Y entonces, en cuanto gira el carruaje lo que veo me deja sin palabras: ¡un colosal reloj circular de manecillas se encuentra en medio de la ciudad!
¡Increíble, tenía razón! Es tal como pensé: no estoy en la edad media. Por las características parece ser una ciudad del siglo diecinueve o veinte.
Después de unos minutos, llegamos a un enorme edificio cuya fachada me recuerda a una basílica gótica. En cada lado se alzan torres de aguja que parecen tocar el cielo. En el centro, una inmensa puerta de vidrio iridiscente destaca, y sobre la estructura, un chapitel se eleva majestuosamente con el símbolo de una mujer de rodillas y encapuchada, sosteniendo una mariposa en sus manos.
—Su excelencia, hemos llegado a la basílica de Interra.
—En un momento saldremos. Avisa al cardenal de nuestra llegada.
¿Por qué nunca se dirigen a padre? Parece que estuviera de adorno.
—Cariño, tengo miedo...
Madre entre cierra los ojos, junta las manos y agacha la cabeza.
—Todo estará bien, mi cielo, estoy seguro de que Hana nos sorprenderá.
—No lo quise decir frente a mi madre, pero, no quiero que llame la atención de mi padre.
—Tranquila, no debes preocuparte por algo que aún no ha pasado.
Mi padre me pone a un lado, toma las manos de madre y le da un largo beso en los labios.
¡Muy bien hecho! ¡Eso es lo que un hombre hace!
—Vamos. Nos están esperando.
—Gracias, cariño.
Haciendo a un lado el momento romántico, me preocupa la conversación que tuvieron. Madre mencionó que tengo un abuelo, pero, ¿por qué parece temerle?
Mi padre me entrega a los brazos de mi madre y sale del carruaje.
—No importa qué pase, nadie te separará de mí, mi hermosa niña. —Me da un beso en la mejilla y sonríe dulcemente, solo como una madre podría hacerlo.
Luego, mi padre abre la puerta y la ayuda a descender. Juntos, entrelazan sus brazos y se encaminan hacia la basílica.
Aunque ella nunca será mi verdadera madre, de alguna manera, ese gesto me brinda seguridad...
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Mi segunda vida junto a Hanae
FantasyDespués de un accidente automovilístico, Jack y su hermano despiertan en un mundo totalmente ajeno al suyo. Convencido de que es responsable de lo ocurrido, Jack se compromete a hacer todo lo que esté a su alcance para reunirse con su hermano. Sin e...