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Aquel lunes, a Jisung le costo levantarse de la cama más que otros días, y no hacía falta recordarle a sus hermanos porque es que había llegado tarde al desayuno, ya que todos estaban en un extraño silencio de luto.
Nadie le felicito por su compromiso, cada hermano se preparó sus cosas y se sentó a la mesa a comer. Jihoon leía documentos mientras bebía café, Jiae estaba ocupado mirando el periódico, Jihyun simplemente tenía la mirada clavada en la mesa y Jihye hacía punto.
Poco a poco abandonaron el lugar hasta que solo quedaron los dos menores. Jisung suspiro, y comenzó a levantarse de la mesa, cuando la voz de su hermana lo llamo.
- Sung.- ella sonrió de lado.- Recuerda respirar. Que tengas un buen día.
Le devolvió una pequeña sonrisa a su hermana, y abandono la cocina.
Había llegado el momento de firmar sus papeles de matrimonio.
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Minho tenía la mirada perdida en algún punto de la pared. Era totalmente blanca y pulcra, y estaba llena de fotografías en grupo de gente extraña y algunos retratos de alcaldes de la ciudad.
El ayuntamiento era un lugar horrible, pero era mejor que un hospital o un cementerio. Al menos, allí no moria gente.
- Lo que se va a morir, al final serán mis ganas de respirar...- suspiro por lo bajo.
- ¿Has dicho algo, cariño?- pregunto su madre, levantando la mirada del libro. Su padre no les presto atención, ocupado con el diario.
- No, estoy bien, mama.- le sonrió, obligándose a verse despreocupado.
Ella dejó su libro de lado y le coloco una mano sobre su rodilla.- Sé que al principio puede ser estresante y sientas nervios, pero he visto que el hijo de los Han no es mala persona. Sus padres dicen que sabe utilizar armas desde que es pequeño, que estudio con profesores avanzados en su casa y que es de provecho para el negocio familiar. Se ve un chico encantador.
Minho recordó al Jisung que le apunto con una katana al cuello en su primer encuentro.
- Sí... Encantador.
- Los Han.- aviso su padre, plegando el periódico.- Levantaos.
Acataron la orden y en algunos segundos, la familia Han ya estaba frente a ellos. Los adultos se saludaron cordialmente y hablaron de algunas cosas, mientras Minho y Jisung se escudriñaban mutuamente.
Minho iba vestido con camisa blanca y planchada, chaqueta negra desabotonada y pantalones de arreglar. En cambio, Jisung iba más desarreglado, una camisa blanca de puños anchos y pantalones negros. Sí, parecía un pirata.
Suspiro. No es que Minho odiara a los piratas, parte de su familia había pertenecido a una banda de piratas muy popular, pero sus padres querían alejarse poco a poco de aquel "estilo de vida" y modernizarse.
Se adentraron a uno de los despachos y Jisung y Minho se sentaron frente al escritorio del letrado. Les mostró unos papeles y explico las clausuras que sus padres habían hecho redactar. Lo finalizo con algunas frases típicas como "os respetaréis hasta la muerte" y finalmente les ordeno que podían firmar.
Jisung firmo primero, su letra era redonda y cuidada, mientras que Minho firmo con unas letras estiradas y puntiagudas, rápidas. Sus padres se levantaron y se dieron la mano.
Los recién casados suspiraron al mismo tiempo, y aquello les provoco cierta diversión.
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Aquella era la primera vez que Minho entraba a un local plenamente pirata. Jaem era algo parecido a un almacén, comunicaba con el puerto y olía a pescado en todos los sentidos.
La casa de la familia Han se comunicaba con el almacén Jaem y la tienda en la que vendían varios productos, la cual tenía como decoración varias redes, algas marinas, conchas, arena, pescados disecados y faroles de aceite.
La casa Han era aún más grande por dentro de lo que parecía por fuera. Un enorme recibidor, escaleras de caracol a ambos lados y unas puertas que llevaban al salón principal. Cocina, varios baños, y una planta entera llena de habitaciones, biblioteca y despachos. Y todo, obviamente, decorado con muebles, paredes y suelos oscuros.
La casa era tan oscura como desordenada, había exceso de muebles, exceso de decoraciones extrañas, artefactos que no debían estar en aquellos sitios, algunas botas por el suelo, bichos y un ratón, también había un gato naranja, varios sillones a los que se les salía en relleno, puertas rotas, retratos familiares que daban miedo y algunas zarzas cerca de las ventanas.
Parecía una casa encantada, pero tenía cierto toque. Minho se vio viviendo allí, y lo encontró un lugar más acogedor que su propia pulcra casa, ya que al menos ese lugar sí parecía ser habitado diariamente.
- Jisung, muéstrale la casa antes de comer.- ordeno el señor Han, guiando a los asqueados padres de Minho hacia el comedor.
Jisung no contesto, esperaron a que se marcharan y finalmente compartieron una mirada.
- Espero que no seas alérgico al pelo de rata.- lo molesto Jisung, comenzando a subir las escaleras. Rechinaron.
Minho le siguió de cerca.- Descuida, me encantan los roedores...
Al llegar a la segunda planta, Jisung comenzó a adentrarse por el pasillo hasta el final.- Para mi lamento... mis padres han exigido que debemos compartir habitación, como el resto de mis hermanos con sus esposas.
Minho no protesto, ya que realmente aquello era de esperar. Lo que no se esperó fue que la habitación de Jisung fuera tan... detallada.
La cama era enorme y estaba plantada en mitad de la habitación, las sabanas eran marrones, tenía una enorme ventana con cortinas blancas, una alfombra roja con estampados extraños, algunas katanas colgadas en la pared, varios dibujos amorfos, una estantería llena de libros, algunas velas, varillas de incienso, una lámpara de aceite roja, y algunas piedras.
La habitación era caótica, pero tenía cierto encanto. Incluso pudo llegar a ver una fotografía de Jisung enmarcada en una especie de mesita de noche.
- Es bonita.- afirmo, recorriendo el lugar con la vista.- Es más acogedora que mi cuarto. Toda la casa, en realidad.
- Me alegro...- murmuro Jisung, sentándose en la cama, derrotado.- ¿Tus padres te obligan a tener la habitación ordenada o algo así?
- Peor.- respondió, pasando sus dedos por el polvo acumulado en la estantería.- Ellos eligieron toda la decoración. No hay nada mío a la vista.
- Vaya.- murmuro el castaño.- Eso es una mierda.
Minho se sentó a su lado en la cama y soltó una risa. Estaba comenzando a acostumbrarse al mal vocabulario de Jisung.
- Sí, una mierda.- comento, y señalo las katanas con la cabeza.- ¿Por qué te gusta tanto esa arma? ¿Lo practicas desde pequeño?
- Sí, así es.- afirmo a lo último.- Me gusta porque... es lo único propio que tengo. Casi toda mi ropa era antes de mis hermanos, los libros también, las fotos son las que nadie quiere, al igual que las sabanas y las cortinas. Las katanas son lo único que me han dejado elegir.
- Qué profundo.- se burló.
Recibió un almohadazo de parte de Jisung.
대양

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Dos bandos // Minsung
FanfictionHan Jisung y Lee Minho son obligados a un matrimonio forzado, pero aquello no sería tan malo, si no fueran todo lo opuesto el uno del otro. Mientras que Jisung es el hijo menor de entre cinco hermanos y criado en una familia pirata con raras tradici...