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Habían pasado tres semanas desde la unión de las dos familias, y todos habían seguido con sus vidas.
Jisung se seguía despertando temprano cada mañana, hablaba con sus hermanos en el desayuno y después se pasaba todo el día en el puerto haciendo su trabajo.
Minho se despertaba tarde, desayunaba con sus cuñadas y se iba al Iryoil, a veces estando detrás de la barra junto a alguno de sus hermanos menores, y algunas veces encerrado en algún despacho, arreglando las cuentas y las importaciones.
Dormían juntos todas las noches, los días pares mantenían relaciones sexuales en el alfeizar de la ventana, mirando el cielo y la luna. Y después, volvían a la rutina.
Hasta que todo se rompió un día a mitad de semana, cuando Jisung estaba vigilando a los barcos que llegaban de otros puertos. Gritos comenzaron a escucharse y se percató que provenían del barco que hacía dos minutos acababa de atracar.
Agarro la katana y enseguida se dirigió hacia el barco, viendo bajar de este a varios hombres alterados. No estaba entendiendo nada de lo que ocurría hasta que bajo el capitán de ese barco.
-Señor Yang, ¿qué está ocurriendo?- pregunto seriamente.
-El puerto...- nervioso, señalo un punto lejano en el océano, de donde habían venido.-... el puerto en el que estábamos ha sido atacado.
La puerta del despacho sé cerro en sus narices, y lo único que pudo hacer fue cerrar los puños con rabia y morderse la mejilla. No sabía de que se sorprendía, ya que su padre siempre hacía lo mismo, a pesar de ser Jisung quien había notificado del problema.
El pasillo comenzó a vaciarse, ya que algunas de las mujeres de sus hermanos se habían parado a mirar. Minho también estaba allí, y al igual que todos, parecía no entender nada.
Jisung dio media vuelta y comenzó a dirigirse hacia las escaleras. El trabajo en el puerto no iba a hacerse solo.
-¿Que ha pasado?- pregunto Minho con curiosidad, siguiéndole por detrás. Jisung suspiro, continuando con su camino hacia la salida.- No me ignores, ardilla. Habla.
-Cada día tu lenguaje es más vulgar.- se burló, deteniéndose en el porche de la casa. Cuando nadie estuvo a la vista, fue que hablo.- Dicen que han atacado el puerto que hay al este.
-¿Atacado? ¿Puede haber algo importante por lo que atacar un puerto?- pregunto Minho, pero pareció darse cuenta de sus propias palabras.- Bueno, depende de las exportaciones... ¿Sabéis quién ha sido?
-¿Cómo voy a saberlo, si mi padre se ha encerrado en el despacho?- pregunto irónicamente.
-Relájate.- demando Minho, cruzándose de brazos. Jisung noto este detalle y tuvo que apartar la mirada al notar que estaba en forma.- Esperemos que el siguiente puerto no sea este, no quiero quedarme viudo tan rápido.
El castaño soltó un bufido y escucho la risa burlona de Minho de fondo. Puede que fuera por el sol ardiente sobre sus cabezas, ya que estaba un poco mareado y saturado por toda aquella situación.
Se apoyó en la barandilla a sus espaldas, mirando algún punto fijo en el inmenso mar frente a él. El dolor en su cabeza pareció trasladarse hasta su estómago, comenzando a aumentar hasta que una voz lo saco de sus pensamientos.
-¿Jisung?- su mirada cayó rápidamente en Minho, a varios metros frente a él.- Te decía que, mañana, iremos a comer con mis padres.
-Claro, claro. Lo sé...- murmuro, irguiéndose y comenzando a bajar los escalones de la entrada.
-¿Estás bien?- pregunto Minho a sus espaldas.
-Perfectamente.
Aquella noche Minho se encontraba solo en la habitación que compartían, ya que Jisung aún no llegaban. Era cerca de media noche, pero no había rastro alguno de su esposo.
Extrañado y con sus ojos cerrándose por culpa del sueño, se quitó las gafas y las dejo sobre la mesilla, al igual que algunos papeles de contabilidad del Iryoil.
Se levantó de cama y comenzó a atarse las botas. Puede que solo fueran paranoias, pero bien sabia que era peligroso estar en el puerto pasadas las doce. Nervioso, abrió la ventana y asomo la cabeza por la calle, pero no vio a nadie en aquella parte del puerto.
Con un mal presentimiento y tratando de ser lo más silencioso posible, recorrió el pasillo de la casa Han y salió por la puerta de entrada. La noche era fría y todo estaba tranquilo, con el único sonido de las olas chocando contra la costa.
Minho comenzó a caminar por el puerto. Vio a algunos hombres dormidos, varias gaviotas y ratas paseando, otros hombres bebiendo y riendo sobre varias cajas de cargamento y alguna que otra pareja dándose el lote junto a algún barco.
Pero no había rastro de Jisung.
Hasta que una niña salió corriendo de uno de los callejones. No le habría dado mucha importancia, ya que al ser una zona algo pobre, era normal ver a niños desnutridos corriendo por ahí.
Pero a aquella niña le habían hecho jirones los pantalones, que colgaban de sus piernas. Corría con desesperación y lloraba en silencio, mirando de vez en cuando hacia atrás.
"Suele pasar seguido. Si yo no hago estas cosas, nadie lo hará."
Su corazón se disparó en pánico y se adentró por las calles de las que había salido la niña. Todo el lugar estaba a oscuras y en silencio, estaba buscando una aguja en un pajar.
Corrió por varios minutos hasta que detecto unas figuras por el rabillo de su ojo. Dio marcha atrás y echo un vistazo, notando que era la persona a la que estaba buscando. Troto hasta llegar junto a Jisung y detuvo sus pasos cuando pudo ver lo que había por sobre su hombro.
Jisung estaba pasmado, totalmente congelado como una estatua frente a dos cuerpos. Uno de ellos era el anterior hombre que se cruzaron, Won. Y el otro cuerpo pertenecía a una pequeña, de no más de cuatro años.
Su aspecto era lamentable, sus piernas estaban abiertas en ángulos horribles y estaba cubierta de una gruesa capa de semen. Y sangre. Había más sangre de la que Minho se imaginó.
Aparto la mirada de la escena, volviéndose a centrar en Jisung. Agarraba con fuerza la katana con la mano derecha, algunas gotas rojas goteaban de la punta, y entonces noto que Won tenía un enorme corte en el cuello, el cual dejaba ver casi todo su hueso. Lo increíble era que Jisung no le hubiera cortado la cabeza del todo.
Pero su silencio era aún más inquietante que los dos cuerpos destrozados frente a ellos.
Minho no llego a pronunciar ninguna palabra cuando la katana cayó al suelo estrepitosamente, creando un ruido sordo que recorrió todo el callejón.
Jisung se agarró el estómago y corrió detrás de un muro, comenzando a vomitar.
대양
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Dos bandos // Minsung
FanficHan Jisung y Lee Minho son obligados a un matrimonio forzado, pero aquello no sería tan malo, si no fueran todo lo opuesto el uno del otro. Mientras que Jisung es el hijo menor de entre cinco hermanos y criado en una familia pirata con raras tradici...