Minho, buscaba la aprobación de su familia y sobresalir para enorgullecer a su padre con el legado familiar, su florería.
Jisung, trataba de sobrevivir en un mundo que se estaba saliendo de sus manos y que lo único que quedaba era mantener el posit...
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Jisung caminaba por las calles de Seúl con un hermoso ramo de claveles entre sus manos y una sonrisa, mientras escuchaba su playlist a través de sus audífonos.
La primavera empezaba, las calles estaban llenas de pétalos caídos de los árboles de cerezo que pintaban de rosa las calles. Esta era su época favorita, todo florecía, todo cambiaba, todo era nuevo.
Tenía fé en que pronto cambiaría su rutina, no le molestaba, únicamente que no le agradaba el hecho de cada día caminar al hospital en un día tan hermoso. Le dolía no vivir estas temporadas como normalmente la gente lo hace, pero no podía dejar a su madre sola.
El cáncer la atacaba, más específico, un mieloma múltiple. Básicamente algunas de sus células plasmáticas se volvieron cancerosas, afectando a los huesos y el sistema inmunológico.
Se pensaba que desde hace tiempo habia terminado, pero parecía ser todo falso ya que hace un año que volvió y ahora más fuerte que antes.
Jisung aún tenía esperanza que todo iba mejorar, la doctora de su madre le había recomendado hacerse a la idea de que probablemente no se pueda recuperar pero el se abstenia y sabía que todo eso solo era una probabilidad más no un hecho.
Llegaba al "Yeouido St. Mary's Hospital", uno que por el seguro médico de su madre y ahorros de su difunto padre ellos se podían permitir. Entraba al área de cuidados intensivos, saludando a las enfermeras y enfermeros del lugar que el ya conocía desde hace tiempo. Inclinaba su cabeza ante los doctores que pasaban en forma de respeto hacia ellos hasta que llegó a la recepción del área.
-Hola Nay, ¿Como está ella?
-Ya sabes, poco apetito. Dejó su desayuno. -Dijo la joven mientras tecleaba en la computadora de escritorio, buscando el registro de la señora Han.
-¿Puedo pasar?
-Le están limpiando su área, espera a que salga mi compañera y puedes entrar. No te olvides de las reglas
-Claro, ya me conoces- Dijo Jisung, soltando una risita ligera y teniendo aquella sonrisa que levantaba sus mejillas redondetas.
-Exacto, te conozco- Dijo la mayor, apuntándole con el bolígrafo que se encontraba a un lado de ella y reía ligeramente de la misma manera que él.
Apenas iba a decir algo más para aclararle por milésima vez las reglas del área pero un sonido la interrumpió, daba la señal de que la habitación estaba libre para que la siguiente persona pasara a la habitación. Volteó a la pantalla y vio aquel botón verde, volteó a ver al castaño y sonrió.
