Minho, buscaba la aprobación de su familia y sobresalir para enorgullecer a su padre con el legado familiar, su florería.
Jisung, trataba de sobrevivir en un mundo que se estaba saliendo de sus manos y que lo único que quedaba era mantener el posit...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El distanciamiento de la pareja preocupaba a cada uno de sus amigos, creyendo que ambas partes solo eran víctimas de una confusión pero claro que ellos no lo querían aceptar. Preferían hacerse a la idea de que de ellos fue el error, uno por ilusionarse y el otro por tratar de arreglar algo sin saber en qué se equivocó en primer lugar.
Un Minho deprimido se encontraba en el mostrador de la florería, mientras arrancaba los pétalos de una rosa, haciéndole la típica pregunta. "¿Me quiere o no me quiere? "
-No me quiere... - Murmuró el mayor al ver que ese había sido el último pétalo y su respuesta fue un rotundo no. Hundía su rostro entre sus manos, sintiéndose un completo imbécil por no haber podido manejar la situación.
Sus compañeras solo veían el como el joven parecía un caso perdido en su mundo, sin hacer nada, no es como que antes hiciera mucho pero ahora se notaba que ni siquiera hacia el intento por ayudar para tener más tiempo de hundirse en su tristeza.
-Ryun, creo que por el momento que está pasando Min y el gran ambiente laboral que tenemos, deberías preguntarle a Minho que si quiere hablar. Solo miralo, está todo afligido.
-No se que es esa palabra, pero si. Esta todo deprimido, pareciera como si lo hubieran botado.
Con esas palabras, un cable conectó en la mente de las dos compañeras de trabajo que rápidamente llegaron a la conclusión de que alguien le había roto el delicado corazón a su compañero. Después de esos segundos de pensarlo, con más razón la mayor empujó a la menor hacia donde estaba el chico para que ella hablara con él.
-Hola, Minho. Que lindo está el día hoy, ¿no? - Comentó la de mechas mientras recargaba su peso en el mostrador, viendo con atención a su compañero.
-¿Que tienen de buenos? Todos los días son tan monótonos que parecen que no estas viviendo, solo existiendo. Dudas de tu propia existencia y cuestionas todo tu alrededor pensando que tu eres el problema.
La menor solo podía ver confundida a su mayor mientras hablaba con una voz cansada y sin moverse de la posición en la que estaba.
-¿No te ha pasado, Ryu? - Preguntó el mayor mientras volteaba a ver a la chica de mechas quien se veía confundida y sin saber que contestar.
-Ammm... Si... Eso creo.
-¿Por qué tengo que ser tan ridículo? Osea, lo herí y estoy aquí lamentándome sin saber que hacer.
-A veces así pasa, que sientes que te equivocaste pero tal vez fue solo una simple confusión. Recuerda que las confusiones se pueden resolver platicando, no te tortures a ti mismo- Dijo la menor mientras ponía su mano en su espalda, tratando de reconfortarlo.
-Tal vez, pero... ¿Y si ya no quiere hablar conmigo?
-¿Cómo lo sabrás si no lo has intentado?
-Tienes razón, pero estoy tan avergonzado que ni siquiera se como lo veré a la cara- Decía con cierto estrés en su voz, tratando de comprender cómo lo hará. Si ya una vez le falló, ¿por qué ahora sería diferente?
