CAPITULO 3

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Raquel  y Sergio se quedaron mirándose fijamente, un par de minutos intentando asumir que era real, que se estaban viendo después de 7 años, 7 años donde cada uno siguió adelante con su vida o por lo menos eso decían, 7 años donde solo en sus sueños ellos podían ser felices, donde podían ser una familia y todo lo que en algún momento soñaron.

Sergio no se aguantó y camino hacia Raquel con duda y sigilosamente, ella imito sus movimientos quedando parados frente a frente, parece que el tiempo se había detenido, en ese momento cuando hace años se vieron por primera vez, cuando Raquel estaba enfurecida porque Sergio le había quitado la beca para seguir estudiando, todo su alrededor se había envuelto en una burbuja, donde solo existían ellos dos y el resto del mundo dejaba de ser indiferente para ellos.

-¿Eres tú verdad? -Le dijo Raquel a Sergio, ella no dejaba de mirarlo, los corazones de los dos empezaron a latir más rápido de lo normal, su respiración salía con dificultades, y ella se ruborizó un poco al tener a Sergio tan cerca.

-Si Raquel, soy yo. -Respondio Sergio.

Raquel no dejaba de verlo, estaba diferente desde la última vez que lo vio, se dejó crecer el cabello, la barba, estaba tan diferente que no dejaba nada la imaginación, era el vivo retrato de sus hijos ella se acercó a él ya que quería darle un abrazo y él igual hizo lo mismo, se abrazaron y cerraron los ojos, se quedaron unos segundos juntos no podían creer que estaba enfrente de él nuevo.

Se separaron sin dejar de verse a los ojos.

-Lo siento yo... Pensé que jamás te vería de nuevo Raquel. -Dijo Sergio, Raquel suspiro, ella no sabía que hacer, pero un momento quería decirle sobre sus hijos, pero no sabía cómo lo tomaría él, por lo que ella esquivo la mirada hacia la casa para ver si no venían, no quería darle explicaciones a Sergio.

-No pasa nada Sergio, han pasado años, ¿Y como te trata la vida? -Ella le pregunto a Sergio.

-¿Te parece ir a tomar algo y hablar... A solas? -Ella se lo quedó viendo.

-Claro, me puedes esperar afuera de casa, salgo en un momento, debo arreglar unas cosas. -Sergio volteó su cara de lado y sonrió, seguía siendo la misma de antes, regreso por dónde vino y ella entro a la casa, no vio a sus hijos pero si a Matías.

-¿Puedes quedarte con los niños? Debo salir. -Matías le dijo que si, volteo a verse en el espejo y estaba perfecta para salir.

¿Desde cuándo me importa como estoy?-Dijo Raquel en su subconsciente.

Por otro lado, Sergio se quedó observando la casa, tenía varias preguntas, pero una de ellas le rondaba por la cabeza.

¿Quiénes eran esos niños?

¿Eran hijos de Raquel?

¿Raquel me ha olvidado?

Dejo de pensar cuando la vio salir, tan hermosa como siempre lo ha sido, vio como venía tan distraída que casi se cae.

-Podemos irnos ya. -Ella sonrió, Sergio entró a su coche y Raquel lo miro. Seguía siendo el mismo tipo sin una pizca de sentimientos. Sergio se la quedó viendo y habló:

-¿Pasa algo?-Ella negó con los labios fruncidos y se subió al coche sin nada más que decir.

-Vamonos entonces. -Sergio arranco y se dirigió a la ciudad, los dos iban en silencio, pensativos, pero más Raquel.

Qué estoy haciendo en este coche dijo Raquel en su mente. Qué estoy haciendo contigo aquí después de tantos años.

Qué estoy haciendo, ¿Porque he sugerido hablar más con ella? Dijo Sergio en su mente. De que voy a hablar con ella.

HERIDAS DE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora