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Nina no había planeado que todo saliera tan mal

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Nina no había planeado que todo saliera tan mal. Cuando vio en el periódico esa mañana que un nuevo senderista había desaparecido el plan casi se trazó de forma espontánea en su mente. Sabía que los lobos estarían rastreando la posibilidad de que fuera un vampiro el que estaba detrás de esa desaparición pero, ¿y si ella podía ahorrarles el trabajo? ¿Y si ella podía protegerlos como la mujer de la historia?

Porque lo sentía, sentía ese instinto del que Sam le había hablado hacía apenas unos días. No tenían por qué enterarse, eliminaría la amenaza sin que ellos lo supieran. Le resultaba gratificante protegerlos aunque ellos lo ignoraran.

Localizó la zona donde la pobre víctima había dado señales de vida por última vez y la suerte estuvo de su parte porque el chupasangre aún rondaba por aquello zona, deseando hincarle el diente a otra presa.

Cuando se lanzó a por Nina, la cual esquivó con gracilidad el ataque mientras su daga se clavaba en al brazo de su atacante, la cazadora supuso que sería un neófito de Seattle. Lo intuía por sus movimientos desesperados y por sus ojos desencajados. Estaba hambriento y totalmente fuera de control.

Casi lo tenía, estaba a punto de sacar el hacha que tenía sujeta a su la espalda para acabar de una vez con ese monstruo cuando vio a la loba que salía de entre los árboles. Leah la miraba con sus ojos lobunos abiertos como platos.

Oh, mierda, fue lo último que pensó antes de que el vampiro le diera un revés y la mandara volando contra el árbol más cercano. La oscuridad la tragó.


✵✵✵


Cuando abre los ojos, con un punzante dolor en la cabeza, siente que su plan no era tan bueno después de todo. Mira alrededor, está en una habitación que no es la suya, tenuemente iluminada por la luz que las cortinas cerradas apenas dejan pasar. Por un momento no sabe dónde está hasta que aprecia el olor que la envuelve: a bosque, a tierra, a...

-¿Cómo te sientes?

La voz hace que se gire mientras se incorpora de la cama, llevándose una mano de forma cautelosa a su cabeza, nota el pelo apelmazado en la parte de atrás pero no sangra y alguien le ha cubierto la herida con una gasa. Al menos no le han vendado toda la cabeza.

Sam está apoyado contra el marco de la puerta, que parece repentinamente pequeña ante su envergadura. La luz de pasillo provoca que esté a contraluz y que parece la sombra de un gigante con los brazos cruzados.

-Bien. –grazna, sienta como si alguien le hubiera hecho tragar arena porque tiene la garganta seca. Cuando aparta las sábanas nota que no lleva su ropa sino una camiseta tan grande que parece un vestido. -¿Quién...?

-Las chicas te han cambiado la ropa para que estés más cómoda. –explica el lobo y hay algo en su tono, serio y apenas contenido, que le indica a Nina que está en problemas. En muchos problemas. –Claire te ha examinado la herida de la cabeza, te dolerá durante unos días pero no es grave.

Manada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora