¡Acepta mi cortejo! (04)

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Sergio se despertó con mucha alegría, tomo un baño y se vistió con su ropa favorita, antes de salir se colocó el perfume que tanto le encantaba y se dirigió a su auto.

Al llegar a la mansión de los Verstappen, Sergio saludo felizmente a todos los trabajadores de aquel lugar. En el camino se dio cuenta que el jardinero andaba diciendo que le habían cortado sus rosas que tanto cuidaba, y no encontraban una explicación a sus desaparición.

Sergio sonrió recordando donde estaban aquellas rosas.

El mexicano se presentó en la cocina para preparar el desayuno, los Verstappen se encontraban en el comedor a las 7:00 y terminaron a las 7:30.

Antes de que Max se dirigiera a su oficina, le dirigió una mirada de complicidad a Sergio, el mexicano supo de inmediato que es lo que quería el alfa.

Sergio se dirigió a la nevera de la cocina, y escondió el tupper en donde tenía el tiramisú entre su chamarra, y se dirigió a la oficina del joven Verstappen.

El omega golpeó con delicadeza la puerta.

"TOC TOC "

— Adelante. —

Sergio entrelazó sus dedos con su cabello, y respiró hondo.

— Hola Max, te traje tu tiramisú, lo escondí muy bien para que nadie lo encontrara. — dijo Sergio sonriendo.

— Muchas gracias, Sergio, no sabes cuánto necesitaba de tu delicioso postre. —

Max se levantó de su asiento y colocó sus manos alrededor del tupper que Sergio sujetaba, causando que las manos del mexicano quedaran debajo de las suyas.

— De seguro te quedó tan delicioso como aquella noche. — dijo Max mientras acariciaba la mano del mexicano.

— Em... no lo sé, creo que quedó aún mejor, esta vez lo preparé pensando en ti. —

Sergio se maldijo internamente.

Max comenzó a llenar su oficina de sus feromonas, algo que provocó que el mexicano se tensara.

Sergio separó sus manos de Max, entregándole así por completo el tupper al alfa.

— Espero y te guste, si me disculpas tengo que irme. —

— Espera. —

Max sujeto del brazo a Sergio.

— Sabes, desde la noche que te conocí, siempre he pensado en ti, y eso es algo raro para mi, por qué tú causas esto en mi, simplemente eres la persona que tanto deseo tener. Así que, Sergio, ¿me permites que te pueda cortejar? Prometo dar lo mejor de mi para que aceptes ser mi omega. — dijo Max mientras sujetaba la mano de Sergio.

El mexicano quería decirle al alfa que ya era suyo, que se entregaba como su omega, sin embargo, quería que le costara un poco al neerlandés, no se entregaría tan fácil.

— Claro que me puedes cortejar, pero no prometo nada, la vida a veces da muchas vueltas. — dijo Sergio con una sonrisa ladina.

— Caerás ante mis encantos. —

Max besó la mano de Sergio como agradecimiento.

El mexicano se sonrojó un poco por la acción del alfa.

— Oh, ya tengo que irme, necesito estar en la cocina por si necesitan algo, adiós. —

Dijo Sergio mientras salía rápidamente de la oficina de Max.

Mientras tanto, Max se encontraba disfrutando del delicioso postre, a partir de ahora se enamoraría cada día más de aquel hombre pecoso de "avanzada edad".

Tiramisú | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora