Recuerdos y Nuevo Comienzo (07)

585 79 15
                                    


Pov Checo:

Sentí como unas manos me sacudían fuertemente, era Max. Me despertó porque acabamos de llegar a México.

En el momento que pise el territorio mexicano, muchos recuerdos llegaron a mi mente. Yo abandone este país con la ilusión de llegar a ser uno de los mejores chef que existan en el mundo, sin embargo, el mundo era algo cruel con los omegas todavía. Muchos alfas se encargaron de cerrarme las puertas a varias oportunidades, y yo cansado de esto, decidí trabajar en una cadena de buffets, con pocas esperanzas de subir de puesto.

Mi familia no estaba muy contenta cuando les avise que me iría del país, ellos insistieron que no era necesario irme, con que estudiara en la mejor universas de Mexico era suficiente, y creo que al final si tenían razón...

O eso creía hasta que conocí a Max. Tal vez si me hubiera quedado en Mexico, jamás lo hubiera conocido, y a lo mejor él siguiera viviendo su triste vida con el pendejo de Jos.

Max me llevo a su junta aburrida con sus jefes, pero lo que me llamo la atención fue, que el jefe de Max era un omega, y se llamaba Christian Horner. Un viejo como de unos 50 años pienso yo, el omega ya tenía alfa, y se llamaba Toto Wolf, aunque su relación era algo rara. Ambos tenían un rol de superioridad, pero luego noté que Horner era quien mandaba en la relación, Toto hacía todo lo que le pedía. Omega dominante y un alfa sumiso, pero sumiso era solo con su pareja, me toco ver como todos le tenían mucho respeto y miedo al Señor Wolf.

Luego lleve a Max a comerse unos buenos tacos en una taquería de la esquina, le pedí una orden de 8 tacos con una coca cola bien fría.

"Pásele güero que le damos".

Realmente extrañaba mucho este ambiente. Escuchar como se avientan la madre en el tráfico era increíble.

Luego de que Max se diera la enchilada de su vida, nos dirigimos a Guadalajara, Jalisco. Le había comentado a Max que quería ver a mi familia, extrañaba mucho a mis padres y a mis hermanos.

Cuando llegamos a Guadalajara, intenté recordar lo máximo que podía sobre la dirección de la casa de mis padres, hasta que recordé que lo tenía anotado en alguna nota en mi celular. Cuando lo encontré, Max condujo hacia la dirección que le indiqué.

Al llegar, me di cuenta que todo seguía igual, el mismo color de pintura, el mismo jardín, él mismo portón.

Decidido me baje del auto y me dirigí a tocar el timbre. Mentiría si digo que estoy tranquilo, realmente me estaba muriendo de nervios, tenía un poco de miedo ante la reacción de mis padres. De inmediato Max comenzó a liberar de sus feromonas con olor a vodka, mientras me sujetaba de la mano para tranquilizarme.

En un par de segundos, una mujer se asomó por la ventana de la casa, y cuando vi esos ojos marrones, comprendí que era mi madre, mi lobo comenzó a moverse con felicidad, su aullido era alegre y desgarrador, quería salir corriendo y abrazar a mi madre. En eso, veo como mi madre sale de la casa y se dirige con prisa hacia mi, mientras gritaba en el camino.

"Mi hijo ha llegado, mi checo, mi sol, ha vuelto."

No pude soportar mas y lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, extrañaba demasiado esa voz, extrañaba demasiado ese aroma.

Mi madre abrió el portón y salí corriendo a abrazarla, nuestros lobos se encontraban aullando de alegría, su aroma a lavanda comenzó a dominar en el ambiente, me encantaba ese aroma.

Después, mi padre salió a abrazarme a mí y a mi madre. El olor a madera de mi padre era acogedor, y ahí fue donde me di cuenta, que estaba devuelta con mi familia.

— Hijo, que alegría que estés de regreso, tu padre y yo rezábamos todos los días para que estuvieras bien en donde sea que estuvieras, fueron 10 años sin comunicarnos, sin saber nada de ti, inclusive llegamos a pensar lo peor sobre ti. — dijo Marilú,

Tiramisú | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora