Capítulo 7.

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AIDEN.

Había hablado con Liz y me había contado lo que Alix le había dicho. La verdad era que ambos nos quedamos sorprendidos por su confesión, pero no éramos nadie para cuestionar su decisión.

Mientras Liz ayudaba con la vigilancia y seguridad del Nightmare, yo iba a estar en las carreras con Los Lodge.

—Cualquier cosa me llamas, Aiden.

Asentí.—Luego nos vemos en casa.

Me despedí de mi hermana y fui a buscar a Dylan y a Lena. Preguntaron por Liz al no verla conmigo, pero les dije que tenía que ayudar a mi padre y, lo bueno de ellos era que no solían hacer muchas preguntas lo cual agradecía porque no me gustaba nada tener que ocultarles ciertos detalles.

El ambiente en las carreras era muy distinto al de los días anteriores. Había menos gente y eran todos conocidos. Según Liz, al haber entrada libre en el NightMare, muchos iban a aprovechar la oportunidad y la verdad era que no se había equivocado.

Jane estaba aquí en las carreras y se acercó a nosotros para saludarnos.

Después de estar un rato hablando, le ofrecimos correr y aceptó. Al haber poca gente, era una oportunidad muy buena para ganar.

ELISABETH.

Mi trabajo en el NightMare era el mismo que el de la última vez, solo que en vez de estar en la entrada principal, estaba en la puerta trasera. El ambiente era muy diferente a lo que solía ser. Las personas que había eran de edades muy diversas y no todos los rostros eran conocidos, pero confiaba en que mi familia sabía lo que estaba haciendo. Tenía que encajar con la seguridad, así que me puse otro vestido de color negro. Esta vez era ajustado y con la espalda al descubierto. Me puse el pinganillo por si acaso era necesario comunicarme con mi familia y me dirigí hacia mi puesto.

De vez en cuando me mandaba mensajes con Aiden para saber que estaba bien y para hacerle saber que aquí estaba todo controlado o, al menos, esa era la sensación que todos teníamos.

La noche estaba transcurriendo tranquila. Aquí en esta sala la gente bailaba y pedía copas sin control alguno. Así que mi trabajo no estaba siendo complicado, al menos, de momento.

—No sabía que, a parte de controlar las carreras, también trabajas en el club más exclusivo de la ciudad. —Una voz conocida me sobresaltó.

Sonreí y me di la vuelta para encararle.

—Creía que habías hecho bien tu trabajo, pero veo que se te han escapado algunos detalles.

Adam esbozó una media sonrisa.—Y lo he hecho, sé que tus padres son los dueños del local, pero bueno, veo que tú lo has hecho perfecto.

—Es que para hacerlo a medias, mejor no hacerlo. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Lo mismo que tú.

—¿Y que es lo que estoy haciendo yo?—Alcé una ceja. No confiaba en él puesto que a penas lo conocía.

—Encontrar a Los Cobra.—Respondió tras un silencio.

Me costó tragar saliva. Si tenía alguna duda de por que había venido a la ciudad, me la acababa de resolver.

—Te estás metiendo en terreno peligroso.—Le respondí. Hasta donde sabíamos el caso lo estaba llevando el FBI y no la policía.

—Lo sé, pero necesito respuestas.—Su rostro se volvió serio. Era como si hubiera recordado algo desagradable. Algo que tuviera que ver con su pasado.

En el fondo de la sala, alguien estaba formando alboroto así que me disculpé ante Adam y fui hacia allí. Dos hombres ebrios estaban a punto de llegar a las manos así que tuve que intervenir para separarlos. La gente formó un círculo a nuestro alrededor, pero afortunadamente conseguí separarlos sin que nadie saliera herido. Saqué a ambos hombres fuera del local y les pregunté sus nombres para después investigar, pero apareció mi padre por detrás.

—Ninguno de los dos tenéis permitida la entrada al local. —Dijo con tono autoritario.

—Pero...

—Nada. Habéroslo pensado mejor antes de montar el espectáculo.—Por el tono de voz que estaba empleando mi padre, podría afirmar que ambos eran clientes habituales y acababan de perder ese privilegio.

Mi padre los echó y me preguntó si estaba bien. Le dije que tenía todo bajo control y que iba a volver a mi puesto. Mientras le respondía, intenté buscar a Adam con la mirada, pero ya no estaba.

—¿Qué estás buscando? O mejor dicho, ¿a quién?—Me sobresaltó mi padre. Era demasiado observador.

—A nadie. Me ha parecido ver a alguien conocido, pero me he equivocado.—Intenté responder con naturalidad.

Mi padre me dio una mirada de conformidad o, al menos, eso me pareció a mí y subió las escaleras.

Mi cabeza no paraba de pensar en lo que Adam me había contado antes. ¿Qué respuestas estaba buscando? ¿Por qué las estaba buscando?

Hacía rato que Aiden no me contestaba los mensajes, así que le dije a mi compañero de al lado que me cubriera unos minutos mientras salía a hacer una llamada.

Un pitido. Dos pitidos. Tres pitidos. Cuatro pitidos. Cinco pitidos. Comunicando.

Volví a llamarle, pero volvió a comunicar. No sabía si era porque estaba ocupado o porque realmente había pasado algo. Decidí esperar un rato y si veía que Aiden no me devolvía la llamada, llamaría a Lena ya que no quería preocuparla mas de la cuenta.

—Veo que eres una chica con recursos.

Me giré hacia él. Era mi oportunidad de preguntarle.

—¿Qué respuestas estás buscando?

Él sonrió de medio lado.—No sabía que tuvieras tanto interés en mí.

Ahora fui yo la que sonrió e intenté darle la vuelta a la situación mientras me acercaba a él.—No soy yo la que aparece siempre por detrás en tu busca.

—¿Estás segura? Cuando entraste al local con tu padre después de echar a esos hombres, parecía que estabas buscando a alguien, Liz.—Respondió con una sonrisa triunfante.

Cada vez que pronunciaba mi nombre, el vello se me erizaba. En esos momentos la tensión entre ambos podía palparse en el ambiente.

—Estaba haciendo mi trabajo.

Él sonrió porque no se había creído mis palabras.

—Si quieres respuestas, vas a tener que ganártelas.

Se dio media vuelta, pero me negaba a que quedara así la situación entre nosotros. Le agarré el brazo y giró nuevamente hacia mi. Noté como se me estaba acelerando el pulso, pero lo miré fijamente a los ojos.

—Ten cuidado porque ahora estás en San Francisco.

Lo solté y me di la vuelta dejándolo solo y con la palabra en la boca. Necesitaba respuestas. Necesitaba saber por qué había decidido venir aquí.
San Francisco era nuestro territorio y si Adam quería averiguar algo sobre Los Cobra era mejor tenernos como aliados que como enemigos.

En ese momento mi móvil vibró. Era un mensaje de Aiden.

"Todo controlado, Liz. Nos vemos luego."

Conocía demasiado bien a mi hermano como para saber que estaba intentando tranquilizarme, pero también sabía que si algo iba mal Lena me avisaría, así que decidí darles un voto de confianza y volví a mi puesto.



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Holaaaa! Aquí os traigo un nuevo capítulo, espero que os esté gustando!!

Quién es vuestro personaje favorito?? 🤪

Muchas gracias por la paciencia y la comprensión! Nos vemos pronto❤️

EL LEGADO. Saga H3 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora