LUCIÉRNAGAS: La leyenda de la luna y el sol (Mundo #2)[En Proceso]

Capítulo 10

El miedo toma forma
de monstruo con garras afiladas que toman control de tu mente lacerando y controlando cada
esquina de la misma.

— Howie Stevens —

—¿Eres una bruja? —Peter me apuntaba aún desde el piso con su respiración desordenada.

—¿Que? No... No, yo no soy una bruja ¿¡Estás loco!? —respondí alarmada ante aquella pregunta.

—¿Entonces como explicas lo que acabas de hacer? —Su rostro se contrae totalmente.

No pensé que mostrarle que mostrarle la verdad iba a ser tan traumático para él ¿En serio las personas en Nueva York no tienen poderes?

—Pues te dije que no soy de... Aquí —dije señalando el lugar dudando en verdad si me creería.

El chico parecía muy fuera de si, no tenía pinta de creer nada de lo que le dije ni mucho menos de querer escuchar algún otro argumento de mí parte.

—Creo... Creo que tengo que irme —dijo alejándose a gatas lentamente sin siquiera darme la espalda, como si le diera miedo hacer ese simple movimiento.

Al levantarse mantiene sus manos extendidas hacía el frente intentando crear alguna clase de distancia entre ambos, como si pensara que yo le fuera a hacer daño ¿Acaso pensaba eso de mí?

—Dijiste que me ayudarías a regresar a mi casa —Dije suplicante recordando lo que hace un instante había prometido mientras me acerco a él.

—¡Se lo que dije! —gritó algo exasperado mientras cerraba sus ojos— pero solamente lo dije por que pensé que eras una chica que estaba mal de la cabeza y que solo era cuestión de tiempo para que tus padres dieran contigo —habló tan deprisa que no le dió oportunidad de continuar su argumento por quedarse sin aliento.

El chico que veían mis ojos era totalmente diferente al que creí haber conocido hace apenas unos segundos.

¿Acaso esto es lo que hace el miedo?

¿Es tan poderoso un sentimiento como para hacer que alguien actúe de una manera desenfrenada, errática e incluso caótica hacía otra persona?

Si esto es lo que hace el miedo me rehúso a ser víctima de sus garras afiladas que toman control de tu mente lacerando y controlando cada esquina de la misma. A dejar que un sentimiento tome control de mi como si yo fuera alguna marioneta y el fuera mi ventrílocuo.

¡Me rehusó a ser presa del miedo!

—No pretendo hacerte daño Peter —dije intentándolo tranquilizarlo un poco —deja y te explico mejor —camine en su dirección intentando acortar la distancia que había entre ambos.

El me mira como si tuviera dos cabezas pero aún así no se alejó.

Es una buena señal.

—¿Crees que podría lastimar a la única persona que me ha ayudado? —le pregunté para hacerlo pensar al respecto.