Antes de que pudiera sentir un dolor insoportable, se despertó con el corazón latiendo a mil.
Su primera reacción fue llevarse las manos al cuello, jadeando bajo al sentirlo arder, pero aun así apretándolo con brusquedad mientras trataba inútilmente de comprender que había pasado anteriormente. Todo aquello se había sentido tan real. Pensó que tal vez tenía sus sentidos alterados, tal vez todo aquello no fue más que un extraño y curioso sueño.
Pese a eso, se le resultaba difícil aquella última suposición. Observó sus manos, tratando de entender. Más lo único que sintió en ellas fue un punzeo y el sentimiento creciente de confusión. Todo se sentía real, no parecía estar en un sueño. Palpó con sus dígitos la delicada sabana que cubría su cuerpo, deslizó sus dedos por su pijama y luego por su piel.
Era la misma textura, no observaba nada extraño. ¿Entonces que es lo que pasaba?
Se levantó cansado, ignorando nuevamente el tema de las pastillas. Al incorporarse sobre sus piernas las sintió temblar, un débil dolor se extendió desde sus rodillas hacia abajo. Se dirigió hacia el otro lado de la habitación, buscando algo que ponerse. Sus movimientos frenaron de golpe al voltear el rostro y encontrar un espejo grueso y grande, que reflejaba su moreno rostro y su cabello desordenado. Antes ese espejo no se hallaba ahí, ¿De donde había aparecido?
Su mirada paseó por la imagen frente a él, torciendo una mueca brusca al notar que llevaba una pulcra pijama blanca con unas delgadas líneas verdes. Dios, como detestaba aquella ropa.
Se la quito a tirones, al menos la parte de arriba, aún observando su cuerpo en el espejo. Fue cuando recién vió bien lo que adornaba su piel. Por su cuello y bajando hasta la clavícula, observó unas rojizas manchas que tomaban forma de dos delgadas manos apretadas contra su piel. Su mirada se perfiló por todo ese lugar, repasando con sus dedos también la zona afectada.
Carraspeó por lo bajo, ¿Entonces todo había sido real?, le costaba comprender, en realidad. No sabía que explicación darle a todo eso, y pronto se sintió presa del terror.
Exhaló fuertemente, calmándose. Era inútil alterarse en aquellos momentos. Se colocó una remera holgada, de un color aceitunado oscuro, mientras cambiaba rápidamente la parte inferior de su ropa y se colocaba unas zapatillas que estaban tiradas por ahí. Tiró de las agujetas como pudo, las amarró con un rápido y fugaz movimiento y salió de su habitación.
Nuevamente, el pasillo se hallaba plenamente limpio. Las puertas bien cuidadas y unas relucientes manijas. En el fondo había el pequeño cuadro que siempre adornaba la estancia, aunque en esos momentos andaba un poco inclinado.. Second se rascó la nuca confundido, torciendo un débil gesto cuando su caricia rozó su cuello, aquello había ardido y bastante. Dejó su piel en paz y apretó sus propias manos mientras hacia un esfuerzo por mantener la calma y mostrarse sereno.
Sus pisadas sonaban más fuertes de lo usual, juraba incluso que retumbaban en toda la casa. En aquel momento solo lo envolvía un inquietante silencio que no hacia mas que aumentar mas y mas su necesidad desesperada de encontrar a alguien.
A Blue. A Yellow. Incluso a Green, ya en realidad no le importaba.
Todo el mundo a su alrededor, si fuera posible. Todos menos Red.Bajó lentamente las escaleras, tratando de no tropezar al sentir sus piernas débiles y su mente ida en otros asuntos. Tuvo suerte de agarrarse a la baranda, ya que en un descuido su tobillo se torció y por poco caía de rostro por las escaleras. Su ritmo cardiaco incremento por la sorpresa, y sacudiendo su cabeza, retomó su lento andar.
Se deslizó por la sala, rodeándola y mirando en silencio el centro. Moria por escuchar al menos un murmuro. Un grito de Yellow, una queja de Green... en esos momento todo le servía, pero pese a su desesperado deseo, el ansiado ruido nunca se profirió en ningún rincón de la casa.
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narcolepsy | 𝗮𝗹𝗮𝗻 𝗯𝗲𝗰𝗸𝗲𝗿 | 🔞
Fanfic[ pinche mrd toda fumada | completa ] Maldita y jodida narcolpesia; era como la describía Second. Él detestaba el tener que tomar pastillas para regular sus horas de sueño; y, tambien odiaba hallar un dulce...