𝐔𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 𝐃𝐎𝐖𝐍 | ᵃˡᵃⁱⁿ ˡᵃᵘᵇʳᵃᶜ ⁽ ᵐⁱˣᵗᵉ ¹⁹⁶³ ⁾ ✓

cinco.

CAPITULO CINCO

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       LAS DOS SEMANAS DE DESCANSO pasaron sinceramente como un sueño. En primer lugar, David y su amigo se habían quedado con ellos todas las vacaciones, lo que había encantado a Edith. La chica siempre había adorado y admirado a su hermano mayor y ahora que estaba fuera, lo echaba mucho de menos, así que tenerlo a su lado durante dos semanas enteras era todo lo que podía desear. También había hablado mucho con su amigo Nathan, que era muy simpático. Resulta que sólo era dos años mayor que los gemelos, ya que se había licenciado el año anterior y había empezado el servicio militar inmediatamente después. Los dos chicos habían vuelto a su regimiento el día antes de que empezaran las clases, pero ambos habían prometido escribir.

      Por último, los padres de Edith le habían regalado un vestido por Navidad. Era su primer vestido. Era blanco con un velo azul claro y le llegaba por encima de la rodilla. A Edith le encantaba. Era lo que llevaba en su primer día de regreso a la escuela. Por primera vez, no iría a la escuela con pantalones.

      Uno de los amigos de Thierry vino a recogerlos con el auto que le habían regalado para Navidad. Había otros dos amigos suyos, así que Edith se encontró sentada en la parte de atrás, entre su hermano y uno de sus amigos llamado Nicolas. Él le dio un cigarrillo, que ella aceptó, y se dirigieron al instituto cantando al son de la radio. Cuando se estacionaron, no tardaron en girar todas las miradas hacia el auto y los cuatro muchachos vestidos con chaquetas de cuero que bajaban orgullosos. Thierry sujetó la puerta a su hermana y ella salió también del vehículo, con el cigarrillo entre los labios. Le dio una última calada antes de tirarlo al suelo. Su hermano cerró la puerta e intercambiaron un 'que tengas un buen día' antes de irse con sus amigos y ella se dirigió hacia Alain, que acababa de estacionar su moto.

      —Feliz Año Nuevo, Alain—,le sonrió mientras se detenía delante de él.

       —Feliz Año Nuevo—,respondió él mientras miraba su vestido nuevo.

       —Tengo un regalo para ti—,dijo ella mientras abría su bolso.

       Alain, que estaba mirando algo detrás de ella, devolvió la mirada a Edith.—No tenías por qué hacerlo—.

      —Quería hacerlo. Ábrelo—,sonrió ella mientras le entregaba el regalo.

      Él sonrió a su vez y rasgó el papel.—El Conde de Monte Cristo.—leyó en voz alta.

      —¿Ya lo leíste?—,preguntó ella.

      —No, nunca. Muchas gracias—,sonrió sinceramente.

       De repente, un chico se acercó a ellos.—Vaya, Laubrac. ¿Ya no saludas a tus amigos?—.

      Edith se quedó mirándolo. Chamarra de cuero, cigarrillos, pelo bien peinado. Era evidente que formaba parte de una banda, como Thierry. Volvió a mirar a Laubrac. ¿También había formado parte de la banda?