¿Estamos Atrapados?

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- ¿Todo bien, mi señor? - preguntó un hombre al mando de los ordenadores-.

- Haga su trabajo lo antes posible, le tengo preparado algo más importante - contestó Harlén-.

- ¿Puedo saber de qué trata?

- Investigad la ciudad a fondo. Calle por calle, casa por casa, hasta que deis con el lugar en donde se esconde Xia - ordenó Harlén notoriamente enfadado -.

- A la órden, señor.

Lam despertó poco a poco, acordándose de que esa noche Xia había dormido con ellos

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Lam despertó poco a poco, acordándose de que esa noche Xia había dormido con ellos.
Xia estaba acurrucada al lado de Lam, como un peluche, y seguía agarrando su dedo índice.
Pero cuando vio a Revi se quedó sin palabras.
Revi tenía su cabeza apoyada en el abdomen de la chica, como si fuera una almohada o algo por el estilo.

Decidió despertar primero a Xia, acariciando su cabeza.

- Xia, despierta - dijo susurrando para no asustarles -.

Xia abrió los ojos y notó un peso encima suya.
Era la cabeza de Revi.
Xia casi pegó un brinco del susto, pero se contuvo.
Miró a Lam desconcertada.

- ¿Se ha dado cuenta de que he dormido aquí? - se atrevió a preguntar Xia, con la voz ronca-.

- Eso parece... - respondió Lam-. Revi, despierta, ya es hora de levantarse - dijo en un tono más alto-.

Revi se levantó poco a poco, incluso bostezando, pero cuando vio a Xia se quedó paralizado.
Pegó un salto fuera de la cama y se puso en pie.

- ¿Pero que tú que haces aquí? - preguntó bastante sorprendido Revi -.

- Pues... yo... - intentó justificarse Xia-.

- Tenía miedo y la traje anoche - dijo Lam -. Conforme la abrazabas pensaba que te habías dado cuenta -.

- ¿Abrazarla?, ¿yo?

- Si, tú - río Xia-. No soy una almohada.

Lam y Xia soltaron una risita. Revi parecía muy confundido.

- ¿Y yo que iba a saber?, ¡pensaba que eras la almohada!, ¡Lam, eso se avisa! - se quejó Revi, ahora como un tomate-.

- No lo hice precisamente para ver tu reacción.

- Parecías muy mono - añadió Xia-.

La cara de Revi enrojeció aún más.

- ¡Cómo sea! - agarró su ropa y se fue al baño-.

Lam no fue capaz de contener la risa.

- ¡Te dije que merecía la pena! - río Lam-.

- Está como un tomate - continuó Xia-.

Libertad En PrisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora