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(01| Te recordaré por siempre)
CLARY BAJÓ DEL AUTO en cuanto vio la parcela de tierra en la que estaban enterradas varias personas, entre ellas Elliot Marshall, su primer todo en lo que respecta a relaciones románticas.
Suspiró mirando el sobre que tenia en las manos para darse ánimos de seguir caminando.
No había estado en ese lugar desde hace casi un año, desde el funeral de Elliot, no se había sentido bien ni preparada para enfrentar el hecho de que el ya no estaba vivo, que jamás volvería a estar con él en un mismo lugar, que nunca más volvería a ver esa sonrisa de suficiencia que solía mostrar
Pasó por varias lápidas antes de llegar a la única que de verdad le importaba.
Se le cortó la respiración por un momento al leer la inscripción tallada en la piedra de la lápida.
Elliot Marshal
1994-2010
Amado hijo
Se sentó con las piernas cruzadas frente a la lápida y extendió la mano para repasar la inscripción tallada con sus dedos.
Aún se sentía algo irreal.
Se sentía como si todo lo que ambos habían pasado juntos hubiera sido un sueño, se sentía como otra vida.
Como cada vez que su familia se mudaba.
Miró el sobre blanco en su mano y lo abrió para sacar las dos hojas qué había escrito el día anterior.
Un día antes había tenido un impulso repentino de escribirle a Elliot aquella carta, donde le contaba todo lo que había pasado desde que falleció, relatando como su muerte le cambió la perspectiva acerca de los hombres lobo para siempre.
Sentía que debía agradecerle todo lo que había hecho por ella en el pasado, desde abrirle los ojos a la realidad de lo que hacía su familia hasta hacerla sentir cosas que nunca había sentido por otra persona.
Porque antes de conocer a Elliot, estaba siguiendo tan meticulosamente los pasos de Kate hasta el punto de casi convertirse en aquello que más temía.
Se había cansado de luchar contra lo que su familia quería que hiciera, entonces había decidido que les daría a su abuelo y a su tía lo que tanto querían.
Una máquina de cacería.
Entonces aquel simpático chico de cabello alborotado se le había acercado con la excusa de ayudarle a igualarse lo que llevaban de semestre porque había estado a punto de reprobar y repetir el año.
Clary parpadeó repetidamente al sentir sus ojos humedeciéndose y la culpa concentrándose bajo su pecho.
Carraspeó la garganta y comenzó a leer las palabras que había escrito con el fin de tratar de seguir adelante.
