9. Little Bird

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Cuando yo nací Joffrey tenía tres años, ya estaba listo para atormentar a todo lo que se le pusiera en frente. Menos a mí, por alguna razón. Maryd me contó que cuando nací, Joffrey se me quedó viendo por ahoras, apenas parpadeaba. Pero no me miraba como un lobo a un conejo, me miraba con dulzura algo que desde que lo conocía Maryd nunca había presenciado. Me asusta pensar en los horrores que ella vivió mientras estuvo a su servicio, pero me alegra que ahora esté conmigo.
Aveces pienso que Joffrey debería ser encerrado en un lugar donde todos sus caprichos sean cumplidos pero sin permitir que él tenga contacto con alguna persona. Claro que eso no pasará pero sería una buena solución, solo digo.

Aun así no puedo decir mucho, se que muchas más personas sufrieron más que yo gracias a Joffrey. Cierto que una vez me amenazo con tirarme por la ventana mientras durmiera y ese tipo de cosas, pero no tengo muchos recuerdos de él agrediendome físicamente. Eh llegado a pensar que Joffrey me veía como algo suyo, algo que le pertenecía solo a él. Como su propia muñeca tamaño humano, algo con lo que jugar, peinar o vestir. Digo peinar ya que una vez me corto el pelo con un cuchillo, no se si se considera como peinar pero lo hizo.

Liberarme de sus garras me parece que fue la segunda razón por la que me quedé en Winterfell. Mientras que en Kingslanding estaba atrapada, en Winterfell soy libre, puedo hacer cualquier cosa que quiera. Un ejemplo es la arqueria, cuando estaba en Kingslanding nunca había tocado un arco. Apenas llegué a Winterfell lancé mi primera flecha ¿se comprende lo que digo? Pero por supuesto la razón principal fue Bran y eso lo saben bien.
Aunque mi propósito de estar aquí ya mucho sentido no tenía. No había hablado con Bran en varios días. Apenas salía de mi habitación y ignoraba cualquier intento que él daba para intentar pedir perdón.

Apesar de lo pensaba las garras se Joffrey y mi madre me seguirían atormentando incluso en Winterfell, o más que sus garras son sus acciones. Pensé que mi hermano no sería tan estúpido como para declararle la guerra a Robb Stark o acabar con la vida de Eddard Stark...odio a verlo subestimado.

-Mi princesa, bede comer algo- Maryd acerco el plato a la cama donde yo me recostaba.

Otra cosa que me atormentaba día y noche era la muerte de mi padre. Lo que más me dolía es averme enterado por carta y no estar con él para despedirde en el momento que su alma dejó la tierra. Eso no me dejaba comer, no me dejaba dormir, como mucho me dejaba moverme.

-cuando mi padre estaba esforzándose por dar su último aliento ¿crees que pensó en mi?- ya nisiquiera podía seguir una conversación, mis pensamientos se perdían en mi mente y terminaba hablando de la nada temas que nisiquiera estaban cercanos a la conversación actual, imagino que también les paso más de una vez.

-Claro que si mi princesa, el rey la amaba.

La dulce y inocente voz de Maryd daba reconocimiento a mi corazón en muchas ocasiones, pero esta era la horrible excepción.

-mi padre amaba a Lyanna Stark, yo era lo más parecido a ella que el poseía...nunca me amo solo amaba el recuerdo de Lyanna.

Mi pequeña alma se rompía cada vez que mi padre me hablaba y decía Lyanna en lugar de Cassana. Era una pesadilla, solo me recordaba lo único que sería para él...un simple recuerdo del amor de su vida. Esa era otra cosa que me disgustaba de él, el trato que le daba a mi madre. Como si ella hubiera acabado con la vida de Lyanna con sus propias manos. Mi madre no es perfecta, pero no merecía ese trato, ese sentimiento de humillación constante.

-mi princesa...

-vete Maryd- no tenía fuerzas para hablar con nadie, nisiquiera tenía fuerzas para aguantarme a mi misma.

Maryd obedeció mi orden y se retiro, no si antes dar un largo suspiro de frustración.

Yo ya no sabía que hacer, quería hablar con Bran más que nada en este mundo, pero algo en mi no me lo permitia. Cada persona tiene su propia forma de pasar el duelo...pero la mía no me gusta.

La Heredera Baratheon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora