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Washington, D.C., USA.

Los ojos verdes de la mujer observaron como la Primera Dama se acercaba al mini bar y servía una copa de vino igual a la que ella ya tenía, tomo ambas y se acercó de nuevo a ella, ofreciéndole la bebida qué acababa de servir.

-"Y bien Emerald ¿Cual es tu verdadero nombre?" Cuestionó la mujer mientras bebía de su copa. La agente sintió como su corazón fallaba un milisegundo sintiéndose descubierta. Nunca en ninguna misión se había sentido tan expuesta y nerviosa. Casi olvidando qué era una Agente especial sumamente preparada.

Al ver los ojos interrogantes e impacientes de la ojimarron recordo qué Emerald solo era su nombre artístico y se puso en el papel que le correspondía.

Aquí ella era el cazador y frente a ella tenía al lobo. No al revés. Tendría que recordarlo constantemente como un mantra.

-"No me digas que eres muda, porque seria una lastima no poder escuchar como gimes" Se adelantó a responder la mujer, sujetandola por la barbilla mientras que con su pulgar acariciaba aquellos labios gruesos y rosados que le incitaban a devorarlos.

-"No tengo permitido revelar mi verdadero nombre" Pronunció la ojiverde con falsa inocencia que hizo sonreír a la mujer frente a ella. -"Es parte de las reglas" Volvió a decir para acentuar más su explicación.

Camila Carter no la soltó en ningún momento. En cambio paso sus dedos por la línea de su mandíbula. -"Estoy segura que puedes notar que no soy cualquiera, se que sabes quien soy, y por lo tanto debes saber que en mi no se aplican las mismas reglas" Le dijo la mujer con arrogancia mientras se alejaba de ella y caminaba hacia uno de los sofás color gris, se cruzo de piernas mientras la observaba parada en el mismo lugar.

-"Michelle, Michelle Mucklow señora Philips" Se presento la ojiverde, la castaña sonrio satisfecha con la información hasta que al final de la frase escuchó su apellido de casada, lo cual la hizo hacer una mueca de disgusto.

Hizo un sonido con su boca de desaprobación, Para después corregir a la joven que tenía frente a ella a la cual no podía de dejar de ver a los ojos verdes, debía admitir que tenía una debilidad por los ojos de color, por las miradas intensas, pero definitivamente nada la preparo para aquel mar Esmeralda. -"Es Señora Carter, pero quizá con un poco de suerte puedas tener privilegio llamarme simplemente Camila. Así que no me vuelvas a llamar señora Philips" Pidió con seriedad, lo menos que quería en momentos asi era recordar a Scott.

La ojiverde asintió entendiéndolo, dio un largo trago a la copa que permanecía en su mano casi olvidada para despues dejarla en algun ligar cercano. Y sintiéndose con un poco más de confianza se atrevió a soltarse más. -" ¿Y qué tengo que hacer para contar con esa poca de suerte señora Carter?" Preguntó haciendo alusión a aquella frase.

No supo si realmente si fue el alcohol que acababa de probar, o la adrenalina del momento, o probablemente esa mirada de deseo que le proyectaban esos preciosos ojos marrones. Pero con toda seguridad camino hacia la mujer frente a ella, se sentó a horcadas en su cadera, esperaba tal vez un rechazo, pero lo único que consiguió fueron las manos de la mujer en su cintura y una sonrisa sensual.

Inevitable para Michelle fue no corresponder aquella sonrisa con complicidad. Camila se encargo de unir sus manos y entrelazar sus dedos. -"¿Ves lo bien que se ven juntas?" Preguntó la ojimarron observando sus manos, Michelle se limitó a sonreír con una ceja en alto. La ojimarron suspiro antes de volver a tomar la palabra. -"Siendo honesta y para responder a tu pregunta, no necesitas nada más que aceptar compartir algo de tu tiempo conmigo, eres preciosa Michelle, la mujer más hermosa que he visto" Confesó la Pirmera Dama. La ojiverde lejos de sentirse alagada, sonrió socarronamente.

Reina ObscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora