—¡Ah! ¡Si, si, ahí! —gimió, aferrándose con más fuerza a los hombros del contrario, enterrando sus uñas sin importarle nada, disfrutando cuando una expresión de dolor se dibujo en su rostro.
Era bastante brusco, ruidoso y no se detenía a preocuparse si dejaba toda su espalda o pecho arañados, pero al Alfa parecía no molestarle. No sé había quejado en ningún momento, solo hacía muecas pero no se detenía.
Nunca se detenía.
¿Cuánto tiempo había pasado ya?
Siendo él el más coherente, ni siquiera podía pensar en un total aproximado.
¿Dos días? ¿Tres? ¿Cuatro?
No, estaba seguro de que eran, al menos, cinco días.
Estaba algo cansado, iba a admitirlo. Pero no sabía cuando esto tendría fin, no lo entendía. Nunca había pasado por esto, pero había escuchado de ello y sabía que lo normal es que el celo de un Omega se prolongará hasta por seis días. Y si él ya llevaba cinco, significaba que no pasaría de mañana y luego todo terminaría, ¿Verdad?
Pero, si era así, ¿Por qué aún sentía que no tenía suficiente, que seguía necesitando más? Quizá se debía a qué era su primera vez, a qué era nuevo en todo esto y que, a pesar de todo, había descubierto que amaba las sensaciones. No importaba cuántas veces fuera tomado, en cuántas posiciones o cuantos nudos se reventaran en su interior, siempre quería más.
Nunca era suficiente. Y aún podía jurar que si no fuera por él maldito cansancio, podrían durar ahí una semana más.
Pero no era posible.
Aún en medio de toda la lujuria que lo consumía, podía recordar vagamente que tenían deberes, que tenían una vida allá afuera con la cual seguir. Que su padre, Christian y toda la escudería los necesitaban para seguir trabajando.
Que Sergio tenía una vida, una familia y una pareja que lo estaban esperando.
El pensamiento lo hizo enojar, llevándolo a rasgar con fuerza la ancha espalda del mexicano, sintiendo la piel bajo sus uñas y mordiendo su propio labio cuando sus acciones tuvieron consecuencias y Sergio aumento el ritmo, abalanzandose más sobre él al grado en que sus tobillos estaban sobre sus hombros y sus piernas en medio de sus pechos.
No imaginaba lo adolorido que iba a terminar cuando esto acabará.
Pero no tenía miedo, no le importaba. Ahora mismo lo único que quería es que Sergio se enfocará en él y solo en él. Que, aún si tenía a medio mundo esperando por él afuera, lo viera solo a él.
Su Omega chillo gustoso cuando el Alfa comenzó a lamer la piel de su cuello, más precisamente el área cercana a su nuca en dónde su marca adornaba su blanquecina piel.
Claro, ahora no debía preocuparse demasiado por ser alejado. Ahora todo era diferente.
Y no era solo por el hecho de haber permitido que su Omega tomará el control por primera vez en su vida, no. Ahora todo era diferente porque ellos estaban unidos, porque estaban enlazados.
Porque él lo habia marcado, justo como su Omega lo había deseado.
—Ah... hueles tan bien, Maxie... —jadeo sobre su garganta, deteniendo los momentos rápidos y erráticos para cambiarlos por unos suaves y circulares.
El Omega echó la cabeza más hacia atrás, mostrando los ojos blancos, mientras se aferraba con más fuerzas al Alfa.
—Si-sigue así, Alfa —gimió con la voz atropellada, casi muda.
Formular palabras claras era una tarea difícil con la mente nublada.
Y tal como había sucedido desde que todo inició, el Alfa obedeció, manteniendo el ritmo que el Omega pidió, aunque eso lo hiciera sentir sofocado por ahogar la necesidad de ir mas rápido, concentradose únicamente en la existencia del rubio.
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Tu Fragancia (chestappen)
FanfictionCon la meta de triunfar en el mundo del automovilismo, Max Verstappen se ve obligado a ocultar su verdadera casta para lograrlo. Sin embargo, todo se sale de sus manos cuando, estúpidamente, olvida tomar su medicamento y años de supresión le pasan...