Capitulo 1: Enfermedad Mortal

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Narra Stella

-Hola Stella, ¿cómo estás?-dijo Camila

-Hola Camila, bien-dije tomando la bandeja y poniendo unos café que habían pedido en una de las mesas. Los entregué y regresé.

-Ese bien no sonó tan bien, y perdona la redundancia-dijo Camila y respiré profundo.

-Estoy bien Camila, de verdad-dije y ella me miró.

-Te conozco Stella, somos amigas desde hacen muchos años. Se cuando te pasa algo, ¿tiene que ver con tu cita de hoy?-dijo Camila y la miré.

-Solo estoy un poco ansiosa con lo que el doctor pueda decirme hoy-dije y Camila agarró mi mano.

-Te acompañaré, y no aceptaré un no como respuesta. No quiero que vayas sola-dijo Camila y la miré.

-Camila tú tienes cosas que hacer-dije y ella sonríe.

-Esas cosas pueden esperar, primero es tu salud-dijo Camila y en eso vemos entrar varias personas a la cafetería. Camila se dirige a una mesa y yo me dirijo a otra, en donde hay un hombre junto a otro dos hombres más, que parecían ser sus guarda espaldas.

-Buenos días, ¿cómo le puedo ayudar en el día de hoy?-pregunte y él tenía su mirada seria y arrogante en el menú.

-¿Cuál es la especialidad de esta cafetería?-preguntó mirando la carta del menú.

-Bueno, por ahora no hay ninguno que sea uno favorito de nadie, pero le puedo recomendar el platillo que me encanta de este lugar-dije y él cerró la carta y la puso sobre la mesa y me miró.

Su mirada era intensa, y me sentí muy nerviosa.

Su mirada era oscura, es algo que no podía explicarles.

-Que cafetería tan mediocre, ¿como que no tienen una especialidad?-dijo el, y su tono no e gusto para nada.

-¿Quiere que le recomiende algo del menú?-surgeri, tratando de mantener mi compostura y siendo un poco amable, aunque no recibía lo mismo de la otra parte.

-La escucho-dijo el.

-El Love of Breakfast, es uno de mis platillos favoritos. Tiene tostadas francesas, huevo revuelto, yogurt, frutas...-el me interrumpió.

-Que nombre tan horrible, traime ese-dijo el y agarró su móvil y comenzó a utilizarlo.

-¿Qué desea para tomar señor?-pregunté y él pone sus ojos en blancos.

-Un café-dijo el.

-¿Sería todo?-pregunté y el asiente. Fui y dejé el papel y Camila se acercó a mi.

-Vaya pero qué guapo el de la mesa que acabaste de atender, nunca lo había visto por aquí-dijo Camila y la miré.

-Es un arrogante-dije y ella me miró.

-¿Porque lo dices?-dijo ella y él se levantó y vino hacia donde mi.

-Tengo mucha prisa, puedes decirle que se muevan a prepararme el maldito desayuno-dijo él y respire profundo.

-Señor, están preparando el desyuno. En cuanto esté listo se lo llevaré a su mesa-dije y él me miró.

-Sabes que, no quiero ningún desayuno. Esta cafetería es tan mediocre que debería estar cerrada. No está a mi altura-dijo el y lo miré.

AlessandroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora