Capítulo 4.

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La primera hora del día jueves era matemáticas. A Karina no le gustaba para nada esa clase, ya que las matemáticas no se le daban y aunque cada vez que había un examen se la pasaba estudiando, no podía obtener una calificación arriba de siete. El profesor se encontraba resolviendo un problema en el pizarrón y ella lo copiaba en su libreta, cuando de repente le pasaron una notita. Karina la abrió de inmediato.


Me gustas mucho, Karina. Decía la nota y Karina supo que era Marcos Espinoza el que se la mandó.


No tenía idea de cómo fue que le llegó a gustar a un chico y realmente se sorprendió el día en que Marcos se acercó a ella y le declaró su amor, casi a principios del año. Antes había sido muy amiga de él, pero se comenzó a alejar un poco al saber los sentimientos del chico, pues no quería ilusionarlo. Marcos no era guapo, ni inteligente, ni alto, pero era muy expresivo y platicador; era todo lo contrario al chico que le gustaba. Karina, con mucha pena, le comentó que a ella le gustaba alguien más, pero el chico no parecía haber desistido en conquistarla. «Te enamorarás de mí, ya lo verás» solía decirle cada vez que se la encontraba y esto le estaba fastidiando cada vez más.


Me gusta alguien más. Escribió rápidamente. Como su asiento estaba a una silla del de ella, le aventó el papelito y Marcos lo cachó en el acto.

:( ¿Quién es? Si vas a rechazarme por lo menos dime quién es el que ocupa tu corazón.


Karina pensó en no contestarle, pero él la miró con cara de cachorrito triste. «Oh, está bien» pensó.


Me gusta Dante. Volvió a darle el papelito.


El chico abrió el papelito y por un momento se quedó asombrado. Luego tomó su lapicero y se puso a escribir rápidamente.


¿Qué tiene él que no tenga yo?


Karina tomó el papelito que le lanzó el chico y lo vio. Como notó que ya no quedaba espacio para continuar allí, arrancó un pedazo de hoja de su libreta y se puso a escribir la contestación.


No eres tú, es él. Es que Dante es la perfección andando, me gusta mucho. No, en realidad me encanta, me encanta desde el primer día que lo vi, siempre tan guapo y tan inteligente, ¡Es mi ángel, mi amor y mi todo! Lo amo y estoy segura que siempre lo amaré. Concluyó. Después agregó: P.D. Rompe esto en trocitos cuando termines de leer.


Sabía que no debía de escribir sus sentimientos tan detalladamente, así que por eso agregó la postdata, para que no cayera en malas manos. Extendió la mano para pasársela a Marcos, pero para su muy mala suerte, alguien tomó la nota, y ese alguien era nada más y nada menos que el estricto profesor de matemáticas.

—Así que pasando notitas, ¿eh, señorita Karina?

—¡No, profesor! —Casi gritó la chica espantada.

—Ustedes conocen las reglas de mi clase, el primer día yo dije que si veía a alguien pasando notas en mi clase, las iba a leer en voz alta, así que lo siento por usted si escribió algo muy importante o privado —dijo burlón.

—¡No la lea! —Suplicó la chica, pero él abrió la notita y comenzó a leer.

—No eres tú, es él. Es que Dante es la perfección andando, me gusta mucho... Uy, qué fuerte —añadió él.

El suplicio de estar en la escuela ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora