Los nervios no le permitían dormirse. Aquella conversación que surgió de una forma casual, provocó en su interior todo un torrente de emociones y pensamientos que obligaban a su cerebro a mantenerse activo. En la cama, daba vueltas y vueltas. Sus ojos, primero se fijaron en la ventana de su cuarto, cubierta por la fina cortina que impediría que entrasen los rayos de luz de la mañana. Posteriormente, al girar, se fijó en la silla del escritorio y sus libros.
La literatura no era una asignatura que gustase a demasiada gente y desde luego, tampoco tenía grandes salidas profesionales pero a él le apasionaba. Si hubiera podido elegir una profesión, habría sido escritor aunque sabía de sobra lo complicado que era poder hacerse un hueco en ese mundo y que la gente leyera sus libros. Por el momento, se conformaba con estudiar algo que le gustaba y escribir novelas en secreto.
Al otro lado de la habitación, en la cama de al lado, dormía su compañero: Bokuto. Con él había asistido a la escuela, al instituto, a todos los campamentos de voleibol, a todas las excursiones y campamentos escolares... sin duda alguna era su mejor amigo, con el que siempre había practicado ese deporte que tanto le gustaba y con quién quería seguir jugando pero... ni siquiera a él se había atrevido a contarle lo que sentía por su capitán.
Quizá le entendería. Nunca le dijo nada sobre su orientación sexual ni nada semejante pero estaba convencido que su amigo no se escandalizaría por algo así, sin embargo, también sabía que no tenía filtro, es decir, solía ser un poco bocazas y metía la pata por hablar demasiado. Decirle algo semejante habría puesto en peligro su beca en el equipo.
¿Lo más duro de todo ello? No poder contarle a nadie ese secreto. Le carcomía por dentro, le quemaba y odiaba esa sensación. Cuando hablaba con Bokuto sobre citas o las chicas que a su amigo le gustaban, él sentía que no podía ser totalmente sincero.
¿Cómo explicar que se derretía cada vez que Kuroo le obsequiaba una mirada? O que moría en celos cuando le observaba besarse con alguna chica que no llegaría a mucho más con él. No podía, simplemente no podía expresarle a nadie que le gustaba verle estudiar tirado en el césped del campus, o cuando se limpiaba el sudor de su frente con la camiseta del equipo esos escasos segundos tras una anotación en algún entrenamiento, o la envidia que sentía de una simple gota que se derramaba de la fuente cotidiana tras el pabellón donde Kuroo siempre bebía.
Él nunca había tenido demasiada suerte con las relaciones. Kuroo tampoco. Era un poco irónico que ambos sintieran lo mismo el uno por el otro, o al menos, eso creía tras la conversación de ese día. Normalmente, cuando él se había confesado, le habían rechazado de forma educada, así que perdió un poco de motivación en ello. A Kuroo lo veía casi imposible y sin embargo, algo había encajado para luego, darse cuenta de que era imposible estar juntos mientras continuasen en el mismo equipo universitario. ¡Maldita ironía de la vida!
***
Estaba absorto en la forma en que Kuroo sonreía, en sus gestos. Allí sentado junto a la fuente, todavía con su camiseta del equipo sudada, sostenía la botella metálica de agua en sus manos. Kuroo hablaba con una chica, ésta le había interceptado al salir del pabellón en dirección a la fuente.
‒ ¿Me estás escuchando? – volvió a preguntar Bokuto quien al parecer, llevaba un rato hablando con él.
‒ Sí, te escucho.
‒ Últimamente estás... no sé, muy espeso.
‒ ¿Espeso? – preguntó Akaashi.
‒ Sí, como en tu mundo. Me cuesta que me prestes atención.
‒ Demasiadas cosas en la cabeza, supongo. Los exámenes están cerca.
‒ Estudias demasiado.

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El hijo del decano (Haikyuu: Kuroo- Akaashi)
FanficUna fiesta de San Valentín para solteros en la universidad les condujo a una noche de pasión desenfrenada. Pero para lo que no estaban preparados, era para afrontar los sentimientos que vendrían después y que les llevaría a un quebradero de cabeza...