Heredero del dragón

Capitulo 19

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Resumen:
Aemond y Alicent tienen una charla, no sale como ella esperaba. Visenya y Daemon trabajan entrenando a los nuevos soldados. Daemon conoce a alguien que no esperaba. Espero que les guste. 🥰

Como siempre, Valyrian estará en cursiva y Dothraki estará en negrita y cursiva.

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3 días despues.

Aemond no podía dejar de sonreír, en ese momento estaba seguro de que parecía un idiota. Estar con Visenya no se parecía a nada que hubiera hecho antes, simplemente estar cerca de ella lo hacía feliz y más relajado. Visenya tenía una manera de hacerlo sentir importante como si todos sus problemas no fueran tan grandes. Besarla no se podía comparar con nada, prefería besar a su pequeña sobrina a acostarse con cualquier otra mujer. Había besado a Visenya unas cuantas veces más después del día en la isla, se escabullía por los pasillos y la agarraba mientras pasaba. Si alguien viera lo estúpido e infantil que actuaba, pensarían que era un tonto, y en cierto modo lo era, al menos en lo que respecta a Visenya.

"No te he visto en días". Aemond se tensó, todo su cuerpo se tensó cuando la voz de su madre llegó hasta él. "Estaba empezando a pensar que me estabas evitando".

"No te estoy evitando". No mucho en cualquier caso. Se volvió hacia su madre y le dedicó una sonrisa tensa. “He estado ocupada, como nueva mano de la reina tengo varias tareas que requieren mi atención”.

“Sí, eso me han dicho”. Cerró la puerta y se adentró más en sus habitaciones. “¿Visenya es parte de esos deberes?”

“¿Visenya?” Aemond fingió no entender lo que estaba diciendo, si su madre quería hacer una acusación entonces tendría que decir lo que quería decir. “¿Qué tiene que ver Visenya con mis deberes?”

“Eso es lo que me he estado preguntando”. La sonrisa de su madre no era agradable. "Has pasado mucho tiempo con la princesa, acompañándola a la ciudad, acompañándola en paseos en dragón e incluso caminando con ella por los jardines de vez en cuando".

"No hay nada de malo en ello." Aemond se encogió de hombros. “Ella es mi sobrina y nunca tuve la oportunidad de conocerla. Ella es muy diferente a las damas de Westeros”.

"Sí, eso es porque ella no actúa como una dama, blandiendo una espada y entrenando soldados". Su madre lo miró como si lo que hizo Visenya fuera directamente su culpa. "Y luego está la forma en que se viste, como una puta".

"Cuidadoso." La voz de Aemond era un silbido mientras miraba a su madre. "Recuerda de quién estás hablando".

"Lo recuerdo, pero parece que lo has olvidado". Su madre se movió hasta quedar parada frente a él. “Esa niña es igual a su madre, no comparten nuestras creencias ni nuestros dioses”.

"¿Te refieres a tus dioses falsos?" Los ojos de Alicent se abrieron y Aemond quiso reírse de la sorpresa de su madre. Ella le había prestado tan poca atención a lo largo de los años que ni siquiera se había dado cuenta de que él no seguía a los siete. "Sigo las catorce llamas, mis dioses y los dioses de mis antepasados".

"Aemond." Ella lo miró como si fuera la mayor decepción de su vida y el chico que había en él quería correr hacia ella y decirle que no lo había dicho en serio. Que no había estado pensando bien. Aunque ella no había sido la mejor madre, era la única que tenía y la amaba, pero eso no significaba que la seguiría ciegamente y haría lo que ella le ordenara. “Los siete son los verdaderos dioses, no se debe creer a ese salvaje que interrumpió tu ceremonia”.